jueves, 22 de agosto de 2013

OTRA VEZ GIBRALTAR XXVII

Todavía quedan motivos para seguir hablando de Gibraltar. No las noticias que oímos, leemos  o vemos en todos los debates, periódicos o canales de televisión, sino algunos detalles de mi propia experiencia sobre el asunto.
El General De Gaulle que pasó algún tiempo en Inglaterra, durante la ocupación alemana de Francia, suficiente para conocer muy bien a los ingleses, dijo años más tarde, en los comienzos de la Comunidad Económica Europea, que: "Los ingleses entrarían en el Mercado Común, cuando dejaran de pensar que siguen mandando en el Mundo". Supongo que lo diría en francés y cabe especificar que una cosa son los ingleses y otra bastante distinta los británicos, que también comprende a los galeses, escoceses e irlandeses del norte, que, como los toreros, están hechos de otra pasta. Los australianos dicen: "The inglish consedered themselves a self made race, thus reliving the Almaity of terrible responsability".
¿Qué son los gibraltareños? Una mezcla de británicos (ingleses puros no creo que queden muchos), españoles, italianos, judíos y moros que conocemos con el sarcástico nombre de "llanitos" a unos que viven en una roca. Será por eso que le han ganado terreno a nuestras aguas y quieren ganarle más, para vivir en lo llano. Una raza tan compleja y variada de la que el Altísimo, como de los ingleses, no es responsable. 
El primer llanito que conocí en Londres era subdirector del Banco Exterior de España. Tenía su razón de ser, hablaba español e inglés y lo que era más importante, no necesitaba permiso para trabajar en Inglaterra. No había entonces muchos profesionales españoles que hablaran inglés y los españoles teníamos problemas para los permisos de trabajo. Fuimos muy amigos a pesar de que en aquellos años Franco cerró la frontera. Claro que hablábamos de dinero y nada más y nunca de política.
El segundo se presentó un día en la oficina a comprar fruta para llevarla a la colonia y siendo una compañía registrada en el Reino Unido, no solamente no se podía negar, sino que ofrecía buenas perspectivas de negocio, ya que tampoco había un boicot para matar de hambre a los llanitos. Fuimos bastante amigos, y disfrutamos de unas buenas relaciones comerciales hasta que volví a España.
El tercero, era amigo del segundo y coincidimos un día en el restaurante del Club Español, que también ellos frecuentaban. Tuvimos varios encuentros y nos entendíamos bien, dirigía una Agencia de Viajes a Gibraltar en  lla época en que los aviones tenían problemas con el espacio aéreo español  que luego se solucionó con la apertura de la Verja aumentando el tráfico de pasajeros que volaban a Gibraltar, por menos dinero, para pasar luego a veranear en la Costa del Sol. Favor de Felipe González sin contrapartida del lado de los llanitos.
El cuarto era un chico joven, hijo de un militar jubilado, que había servido muchos años en el Peñón y una vez jubilado prefirió seguir allí a lo que estaba acostumbrado por la diferencia climática y la cercanía a las costas españolas. Yo pienso, porque es también mi caso, que con una pensión británica, se vive mejor en España y mucho mejor en Gibraltar. El hijo estudiaba en Londres.
Los cuatro sabían muy bien la problemática del Peñón y comprendían el sentimiento de los españoles por aquella Roca que era parte de nuestro territorio. Esperaban simplemente ganar tiempo porque aquella situación les convenía, a sabienda de que no podría durar toda la vida y se acabaría un día, más lejano que cercano.
Pero el señor Fabián Picardo (quítele la "d" y póngale un acento y una "n "al final para ver lo que le sale) se ha engrandecido con su victoria electoral y como buen socialista, estilo Felipe, Zapatero, Chaves y Griñán y algunos más, como Más, se ha creído el rey del mambo. Vamos, que quiere se independiente del Reino Unido y de España. Como si eso fuera posible. A pesar de ser abogado con el respaldo de la Universidad de Oxford, no debe saber que hay un Tratado vigente que no contempla esa posibilidad. El Gobierno Español ha hecho muy bien en pedir inspectores de la U.E. que analicen la situación. Hasta entonces, como en el caso Bárcena y el de los EREs, hay que dejar que la Justicia hable. España y Reino Unido deben de llegar a un acuerdo antes de llevar la cuestión al Tribunal de La Haya, donde los grandes perdedores pueden ser precisamente los llanitos.

 

OTRA VEZ GIBRALTAR XXVI

 
Dije hace unos días, mejor dicho: escribí hace unos días; concretamente el pasado día ocho, que "me gustaría que esta fuera la última vez que tuviera que escribir sobre Gibraltar". Pero no me han dejado las circunstancias y me veo obligado a añadir algo que se me había quedado en el tintero o mejor, en el teclado. Y es que últimamente ha salido la noticia de la solidaridad de la Junta de Andalucía, que da asistencia gratuita en la sanidad pública a los llanitos que no pagan ni un céntimo.
Es Servicio Andaluz de Salud, presume de ser universal y gratuito y por eso, no solo da asistencia para cambiar de sexo, para fertilizar a uniones del mismo género para que las menores puedan abortar y otra lindezas, caras, innecesarias o ilegales, sino que extiende su servicio a los llanitos que acuden a los hospitales o consultorios de la Costa del Sol. Precisamente a esos llanitos que no quieren ser españoles, pero que viven en España aunque tengan su residencia fiscal en al Peñón o vienen solo a aprovecharse de nuestro mejor sistema sanitario. 
Y esto me trae a la memoria un hecho que conté aquí hace algún tiempo. Corría el año 1988 y Don Manuel, a la sazón en el Parlamento Europeo como cabeza de lista de Alianza Popular, visitaba Londres con alguna frecuencia y siempre tenía un rato para una entrevista con el Partido o al menos con su Presidente, que era un servidor. En una de esas ocasiones, un grupo de Embajadores de diversos países, ex compañeros en la Corte de San Jaime, le ofrecieron una comida a la que asistimos algunos de la directiva de la Gestora en Gran Bretaña. Al final de la misma y mientras le daba las gracias a sus ex compañeros, le vino una hemorragia nasal por lo que tuvimos que llevarlo al cercano hospital de Chelsea. Una vez curado y avisada su hija Carmen que le esperaba en el hotel para la reunión de la tarde, Don Manuel se dirigió, cartera en mano, para pagar en la recepción, ante el sombro de la recepcionista que nunca había cobrado un penique o una libra. El comentario de Don Manuel después de garle las gracias y estrecharle la mano, fue: "Great Country", Y tenía mucha razón. Por aquella época hasta los americanos llegaban a Londres a visitar una preciosa ciudad y aprovecharse de una sanidad gratis que incluía hasta los dentistas. 
Pero aquello se acabó y ahora solo tienen asistencia gratuita los ciudadanos de la Unión Europea en correspondencia a la asistencia que el resto de la U.E. presta a los británicos.
Pero los socialistas españoles, especialmente la Junta de Andalucía, tan solidarios ello con el dinero de lo demás, le siguen dando este beneficio a los llanitos que nos toman por tontos y se aprovechan de nosotros y también del Reino Unido para seguir haciendo dinero en un paraíso fiscal y disfrutar de lo mejor de dos mundos.
No quiero decir más. Ahí queda eso. Creo que el camino que está tomando nuestro Gobierno es el correcto, con la Ley en la Mano  y sin dar un paso atrás. Y que vengan todo los inspectores de la U.E. que sean necesario y no paremos hasta que Gibraltar sea español. Y si al señor Picardo (o picarón) no le gusta o no le conviene, que se vaya a vivir al Reino Unido a pagar los mismos impuestos que pagan los británicos. Otra alternativa sería que solicitara la nacionalidad española, a la que tiene derecho por su abuela que fue una republicana exilada después de la Guerra Civil. O sea otra víctima del franquismo como el abuelo de Zapatero. ¿Será por esto por lo que Zapatero dio tanta facilidades a los llanitos? Porque no cabe la menor duda de que este y Felipe Gonzáles son los responsables directos de la situación actual de las relaciones con la Colonia. ¡Basta ya!.