domingo, 3 de diciembre de 2017

LOS CATALANES

Empezaré por decir que por mis venas corre algo de sangre catalana, razón más que suficiente para que les tenga cariño o, al menos simpatía. Mi bisabuelo paterno, se llamaba Tomás Mariá i Mauri, vino de Puigcerdó, quizá atraído por el corcho de nuestra sierra, se casó con una Ordoñez de Higuera y aquí se quedó.
Como los andaluces tenemos la costumbre de hablar "medio español" (se dice que el otro medio nos lo comemos), el "Mariá" se convirtió en María, (hubo suerte de que no se comieran nada y solo cambiaran el acento de vocal). Pero su hija, mi abuela, de  nombre María Manuela, casada con Francisco Girón Pineda, no se conocía por María Mariá, sino por Mariquita María. De ahí que sus hijos Tomás, Francisco y Rafael, mi padre, llevaran el apellido catalán  (versión andaluza) después del castellano.
Tengo algunos amigos catalanes que viven en Cataluña, Reino Unido y Andalucía. En Cataluña viven muchos paisanos y algunos amigos y amigas de la infancia, y todos ellos tienen mi cariño y afecto, así como el sentimiento por las incertidumbre a la que están sometidos por unos nacionalistas exacerbados que quieren dividir España. ¿Le parece a usted bien que si queremos ir a Cataluña tengamos que sacar un pasaporte y pedir un visado?.
El martes (ni te cases ni te embarque) los catalanes se embarcan en una campaña electoral que navegará por un mar muy peligroso y revuelto que no les llevará a ningún sitio.
El Presidente Rajoy se lo dijo en el Parlamento al Rufián descarado que le preguntó si respetaría el resultado de las elecciones del 21-D, después de echarle en cara que eran unas elecciones ilegales porque no las había convocado el President de la Generalitá. Rajoy le contestó que el había convocado las elecciones de acuerdo con el articulo 155 de la Constitución y que lo que era ilegal era el President. Terminó con una certera y contundente afirmación: "Le aseguro que vamos a respetar el resultado y le recuerdo que, sea quien sea el que gane, va a respetar la Constitución" Más claro, agua.
Está tan claro que si ganan los nacionalistas y volvemos a las andadas separatistas, habrá un segundo 155. sin necesidad de aplicarles el 15,5 del famoso cañón Bange que Stalín envió al los republicanos en 1936. La Constitución se puede modificar, pero no ante la presión y el chantaje separatista, Y menos para destruir la unidad de España. Ciudadanos, Partido Socialista y Partido Popular coaligados, podrían evitarlo. Así que los catalanes deben saber a quién tienen que votar, aunque el socialista Iceta no tiene muy claro a quién puede ayudar y Sánchez, como siempre, tiene sus dudas.
Yo  no voy a darles el coñazo de opinar todos los quince días de la campaña. No voy a votar. Así que allá ellos, pero que piensen bien lo que más les conviene.