Y va la tercera. Ahora el Sr. Caruana, Primer Ministro de la Colonia de Gibraltar, da otra vuelta a la tuerca de los agravios y pretende impedir que la Guardia Civil de Costas patrullen las aguas, que según el Tratado de Utrech, son españolas. Hasta quiere que los barcos e incluso los ciudadanos que detecten patrullas de la Guardia Civil, lo denuncien a las autoridades. Método típicamente inglés, ya que en el Reino Unido usan a ciudadanos para detectar irregularidades como la del que está cobrando el paro y a la vez trabajando.
Y el Gobierno español no toma medidas o represalias, si es necesario, para parar el intento soberanista de una colonia de un estado de la Unión Europea, dentro de otro estado de la misma Unión, que se salta todas las reglas que les conviene, se ríe de nosotros e intenta llegar a un estado independiente, cosa totalmente imposible de acuerdo con el Tratado, que cedió el Peñón a Inglaterra por tiempo indefinido, pero contemplando, como única salida, el retorno a España cuando Inglaterra lo decidiera.
Wiston Churchill prometió a Franco devolver la colonia si este no permitía a Hitler atravesar España camino de África. Pero Churchill, como buen político inglés, y algunos españoles, dejó la promesa sin cumplir. El gobierno de Franco tomó medidas, contempladas en el Tratado, que Felipe González canceló y desde entonces todo se ha hecho tan mal, que Caruana ha empezado a hacer la señal de victoria que hacía Churchill, solo que este la hacía con la mano derecha y Caruana con la izquierda.
Y mientras tanto Zapatero y Moratinos sin dar pies con bola, pero sonriendo plácidamente y esperando algún éxito en las innecesarias conversaciones. Posiblemente confiando en la famosa frase de Churchill que decía "El éxito es ir de fracaso en fracaso sin desesperarse."
