domingo, 31 de enero de 2016

EL CONSEJO DE ANCIANOS

(Foto de la colección de Gabriel Salas)
En la Plaza principal de mi pueblo, junto a la Iglesia, el Ayuntamiento y lo que era el Casino de los Socios (también llamado "de los ricos"), hay un banco al que yo le llamo "El del Consejo de Ancianos".
La Plaza de mi pueblo tiene, como es natural, su historia. Era un lugar de paso entre los dos núcleos antiguos de pueblo donde estaba la ermita de San Sebastián que se demolió para construir la actual iglesia que se terminó en el año 1746. Como pueden ver en la foto, delante de la Iglesia había una amplia explanada empedrada que en lo principo del pasado siglo, se convirtió en una bonita plaza enlosetada, cercada con una baranda de herrajes, con postes y bancos de ladrillos y cerámica sevillana, árboles, farolas en las esquinas y una grande en el centro. Todavía se conoce con el nombre de El Paseo. Mi memoria sobre los nombres data de cuando se llamaba Plaza del General Franco, creo que primero se llamó Plaza de la Constitución y es así, ha vuelto a recuperar su nombre original. Si le hubieran puesto Plaza Mayor, el nombe no estaría a merced de los cambios políticos. La Plaza Mayor de Madrid, sigue llamándose así y no está en la lista de cambios propuestos por la señora Carmena.
A lo que iba, el banco de la esquina suroeste, que pueden ver en la otra foto suele dar diario asiento a un grupo de jubilados, viejos o ancianos, de más o menos años, que cada mañana del soleado invierno o del caluroso verano, se sientan allí a tomar el sol o resguardarse de él. Yo también me he sentado allí muchas veces y como se que allí se tratan muchos e interesantes asuntos, le di por nombre "El Consejo de Ancianos". Con algo de sorna, porque, aunque en la antigüedad, esos Consejos tenían la última palabra en los asuntos locales, ahora sabemos de antemano, que nadie les hace ni puñetero caso. Ya han visto el caso que lo nuevo socialistas les hacen a Felipe, Guerra, Lagina o Corcuera entre otros veteranos.
Pero el mencionado banco debe de tener cierto atractivo, porque últimamente parece que está ocupado por gente bastante más joven, que en vez de "echar un cigarrito", se toman una cervecita.
Supongo que igual que nosotros, que generalmente hablamos del pasado porque nos queda poco futuro, ellos hablarán del futuro que tienen por delante, puesto que su pasado todavía es corto. Nuestro pasado no fue nada agradable. Salíamos de una guerra incivil entre hermanos, con un millón de muertos, según se ha mantenido por años, aunque un estudio más moderno, basado en una exhaustiva investigación, ha reducido la cifra a poco más de un cuarto. 268,000 entre militares de ambos bando, voluntarios extranjeros, civiles, asesinados y represaliados. Una España destruida, una industria, una agricultura y una economía inexistente y la amenaza de la II Guerra Mundial. Sobrevivimos a todo eso y aquí estamos.
Los jóvenes de ahora lo han tenido mucho mejor que nosotros. No tendrán que contar, como nosotros, que teníamos que empujar a la cuchara los potajes de cualquier cosa, con una patata cocida, porque no había pan. Y no es exageración. Ayer precisamente me contó una paisana, creo que pasada de octogenaria, que ella recordaba haber comido migas de bellotas, que se hacían cuando no había pan. Los jóvenes han tenido muchas oportunidades que no han podido o no han querido aprovechar y desgraciadamente, están viviendo ahora las consecuencias de una crisis económica, que no se quiso reconocer, y de la que nos vamos recuperando poco a poco. ¿Queremos seguir mejorando o queremos volver atrás?.
Se contestará que eso está en manos de los político. Por supuesto, pero tenemos que tener en cuenta que los políticos están donde están porque los hemos votado nosotros. Y cuando nos olvidamos de los que lo hacen bien y votamos a los que nunca han hecho nada, ni bueno ni malo, pero prometen cosas imposible, llegamos a esta situación que estamos viviendo. Que no tenemos más que un Gobierno en funciones y la incertidumbre de cuando, como y con quién tendremos uno solido, estable y dispuesto a olvidar las muchas diferencias nos puedan separar, para concentrarse en las cosas que nos unen.
No se si el Consejo de Jóvenes, piensa en esto. Espero que si. Porque el futuro que nos espera afectará a ellos que tienen una vida por delante, mucho más que a los ya la tenemos por detrás.