domingo, 7 de agosto de 2011

ANIVERARIO DE BLAS INFANTE




Ayer celebraron los socialistas la conmemoración del 75 aniversario del fusilamiento del Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante. Otra utilización partidista por parte de los sacialitas, de las muchas que van a sacar de ahora y hasta el 20 de noviembre con miras partidistas.. Blas Infante fue fusilado el día 11, y los socialista no acudieron al kilómetro 4 de la carretera de Carmona el año pasado. Dejaron solo al Partido Popular, Izquierda Unida y el Partido Andalucista, para que le rindieran homenaje en el lugar en que fue fusilado. Los socialistas prefieren conmemorar el nacimiento que fue en julio, cuando todavía están los diputados trabajando y no en agosto, cuando están de vacaciones, Bonita disculpa. De todas formas, tampoco han dado en el clavo con el día, sino que lo han adelantado al 6, que como sábado les conviene más que un jueves, en medio de la semana. Allá ellos, que acabarán como los británicos, dejando las conmemoraciones y otras celebraciones para los lunes. Así tienen tres días seguido de vacaciones, no hay que romper la semana y se evitan los puentes. Fue anecdótico, cuando un Miembro del Parlamente propuso pasar el Día de Navidad al siguiente lunes. Lo callaron recordándole que el Viernes Santo no se podía celebrar en lunes, Adamás el lunes siguiente es Lunes de Pascuas, que es festivo en el Reino Unido.



Yo tuve ocasión de conocer y tratar a la familia de Blas Infante, así como visitar en algunas ocasiones la residencia de "Villa Alegría". El trato comenzó con el único hijo varón, Luis Blas, a quién conocí en una inolvidable circunstancia. Estaba yo en Sevilla, haciendo el servicio militar en Aviación, me había interesado la meteorología y le pedía a mi tío el Teniente Coronel José María Mantero, que era jefe de la Región Meteorológica del Estrecho, que me destinara al Aeropuerto de San Pablo, para aprender algo del tema. Tenia algunos domingos libres y uno de ello me fui a Rota, donde estaba veraneado una chica a la que estaba pretendiendo, Sin avisar ya que no tenía el teléfono y no existían los móviles. La busqué en la playa y la encontré con una pandilla de chicos y chicas, como se estilaba entonces. Resultó que también había llegado otro pretendiente, al que me presentó con toda naturalidad, Era Luis Infante. Para mi, entonces como si hubiera sido Luis Pérez. No me sonaba el Infante. Pasamos el día todos reunidos y en armonía, hasta que antes de las doce de la noche, empecé a despedirme para coger el último autobús para Sevilla. En aquellos años las chicas también tenían que estar en casa a las doce, No como ahora, que las doce es la hora de salir.Luis me dijo que el volvía en su coche con dos amigos más y que había sitio para mi. Acepté con mucho gusto.
A eso de la una y después de un par de copas esperando a los otros viajeros, el torero mejicano Antonio Toscano y Eduardo Juliá, emprendimos el camino hacia Sevilla en el Fiat negro de Luis. Todo muy bien hasta que llegamos a la famosa curva del Cuervo en la que entramos demasiado ligero, Luis frenó demasiado rápido, el coche derrapó y volcó, y sin salirse de la carretera se quedó sobre un lateral, por lo que tuvimos que salir por las ventanillas, A Dios gracias, solo golpes y magulladuras y un poco de sangre el la mano derecha de Luis que se cortó con un cristal al salir del coche. Tardó unos minutos al primer vehículo que pasó en dirección a Sevilla. Un autobús de excursionistas que venían de Cadiz. Como no había sitio para pasar, entre todos empujamos el coche a la cuneta y se ofrecieron a llevarnos hasta Sevilla. En la Venta del Cruce de Lebrija hicimos una parada, aprovechando para desinfectar la mano de Luis con un poco de coñac y alegrarnos con otro poco de coñac en nuestros estómagos y llegamos a Sevilla sanos y salvos aunque algo doloridos.
De ahí nació una sincera amistad entre los cuatro. Luis y yo nos olvidamos algo más tarde de la chica, que, para ser sincero, fue lo suficientemente inteligente para no darnos esperanza a ninguno de los dos. Prefirió sus libros y su carrera y acertó plenamente. Hoy es la Presidenta de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. La excelentísima señora doña Enriqueta Vila ¡Enhorabuena, Enriqueta.! ¿Well done!.
Algún tiempo más tarde, Luis y yo éramos novios de dos hermanas del mismo grupo de chicas de los pisos de la estación de autobuses. Luis había intentado ser torero y había toreado algunas novilladas. Pasó a ser sobresaliente de espadas de los hermanos Peralta y con Rafael y su novia de turno, formamos un trio de parejas, que durante un tiempo fuimos muy felices. A partir de 1962, nuestras vidas se separaron. Yo me fui al Reino Unido y perdimos el contacto por algunos años. Antonio Toscano volvió a Mejico y murió en 1993. Eduardo Julliá continuó con sus bares y cafeterías. Rafael Peralta continuó con su rejoneo, sus toros, sus pinturas y sus poemas. Un día nos encontramos en un avión de Londres a Sevilla y desde entonces volvimos a vernos con alguna frecuencia. Luis se enamoró de una holandesa y se fue a Holanda. Allá por los años 90s pude localizarle e intentar comunicarme con él. No pude. Un amigo me dijo que estaba enfermo en un Hospital y algo después supe de su muerte lejos de su Sevilla. Que Dios le tenga en su Gloria
Siempre le recordaré como un amigo que iba a ser concuñado y que ya nos llamábamos "hermano". Al leer hoy la adelantada conmemoración, que los socialistas sevillanos han celebrado con banderas republicanas en lugar del fusilamiento y ante la estatua con los brazos abiertos, he querido dejar constancia de unos recuerdos personales de un amigo entrañable, leal, fiel y desinteresado, que sufrió la pérdida de su padre con cinco o seis años de edad, al que nunca le oí una queja, una crítica o una reindivicación. Pienso que la familia entera tenía la misma actitud de resignación, hasta que los políticos volvieron a abrir las viejas y dolorosas heridas, ya cerradas. Vino a Higuera en algunas ocasiones y siempre recordaré el despacho que se conservaba intacto, lleno de libros y documentos en el que pasamos, un grupo de amigos, la noche del velatorio de doña Angustias García Parias, viuda de Infante. Fue mi última visita a "Villa Alegría",