miércoles, 30 de agosto de 2017

LADY DIANA SPENCER

Así se conocía a Diana Frances Spencer, cuando en 1981 se anunció su compromiso con el Príncipe de Gales, eterno heredero de la corona Británica, (todavía no la ha heredado y se duda si llegará a heredarla). El 29 de julio de ese mismo año se convertía en la princesa de Gales tras su matrimonio que, según las estadísticas, fue visto por más de 750 millones de personas en el Mundo. Su belleza, simpatía, personalidad y permanente sonrisa cautivaron a tantos, que pronto se convirtió en Lady Di o la Princesa del Pueblo.
Tuve ocasión de verla de cerca en varias ocasiones. En mi diario recorrido por Chelsea Embankment, a lo largo del río Thames, camino del Nuevo Mercado de Covent Garden, con bastante y lento transito y en días de tráfico casi estático, tomé una calle lateral y paralela para adelantar camino aunque fuera algo más largo. Me llamó la atención un grupo de fotógrafos o pararazzis a la puerta de una casa. Pensé que alguna personalidad vivía allí y cuando llegué a la oficina pregunté a la secretaria inglesa, que vivía por la cercanía, que me aclaró que aquel día, los periódicos publicaban la noticia del compromiso del Príncipe de Gales con Lady Diana y que ella vivía en aquella calle. Allí empezó el continuo acoso mediático a aquella desconocida joven que acabó trágicamente en el tunel bajo el Sena.
La siguiente vez que pasé por aquella calle, pude ver a Diana salir de su casa entre un nutrido grupo de ávidos paparazzis y entrar como pudo en su coche, un modesto mini cooper, para dirigirse a su trabajo. Tuve ocasión de ver el mismo sorprendente espectáculo en varias ocasiones y pensé que debería ser un verdadero martirio para aquella joven enamorada de un Príncipe.
El sábado anterior a la boda se celebraba un Torneo de Polo en el Parque de Windsor  al que asistieron alguno de los reales invitados. Nuestro Rey Don Juan Carlos I y la Reina Sofia estaban invitados a la boda, pero tuvieron que cancelar su asistencia debido a la metedura de pata del Ministro de Exteriores Británico que no avisó a la casa Real de que el viaje de novios se haría en el Yate Real, Britania en un crucero desde la colonia de Gibraltar en plena campaña de la reclamación por parte de España de la soberanía del territorio, podía ser ofensivo para el Gobierno Español. Sus Majestades cancelaron el viaje Londres y no asistieron a la boda.
El matrimonio José Maria y Angela Hernandez  y Patricia y yo, decidimos, con nuestras respectivas hijas y un amigo, asistir  al Torneo, pues el Parque de Windsor era el preferido para nuestros paseos del fin de semana. Daba la coincidencia de que uno de los equipos del Torneo era  de Jerez, compuesto por varios miembros de la familia Domecq que tenía que competir con el del Club, cuyo capitán era el Príncipe de Gales. Según José Maria, los Domecq se dejaron ganar en aras de las buenas relaciones vinícolas. Aquel día publicaba ABC en su portada un gran foto del del Rey Don Juan Carlos, que pueden ver en la foto final, y decidimos llevarla y hacerla partícipe de nuestro entusiasmo por el equipo español. El locutor que comentaba las incidencias del partido escuchó nuestros gritos de ánimo al equipo español y mencionó el grupo de Spanish soporters, dándole la bienvenida al encuentro. Los soporters éramos ocho: los seis que vereis en la fotofinal, el que la tomó algo descentrada y la imagen del Rey de España.
Cuando aquello terminó y nos dirigíamos al aparcamiento, nos apartamos para dejar pasar el coche que acaban de ver y al recocer a los ocupantes, ondeamos la bandera que llevábamos y pudimos oír al Prícipe decir a su prometida: "Look, the spanish soporters", a la vez que nos dirigían una sonrisa con un amable saludo. Nuestros comentarios sobre la belleza de la novia casi nos cuesta un disgusto con nuestras esposas.
Once años más tarde los sevillanos tuvieron ocasión de ver a la pareja en la visita que hicieron a la Expo-92, cuando ya empezaban los problemas matrimoniales que terminaron trágicamente hace ahora veinte años.