miércoles, 1 de noviembre de 2017

CARDENAL SEGURA

El Cardenal Pedro Segura y Sáez, fue el más famoso, autoritario y polémico de la Iglesia española durante la primera mitad de siglo XX. Nació en Burgos en 1880 y murió en Madrid en 1957. Terminó sus estudios eclesiásticos en la Universidad Pontificia de Comillas y se ordenó sacerdote en 1906, comenzando una carrera religiosa en la que terminó siendo Cardenal Arzobispo de Sevilla, después de haber sido Obispo Auxiliar de Valladolid, Obispo de Coria, Cardenal Arzobispo de Burgos y Cardenal Primado de Toledo.
Tuvo una buena amistad con el Rey Alfonso XIII y posiblemente por eso, por no llevarse muy bien con el General Primo de Rivera, por su carácter autoritario e intransigente y su enfrentamiento con la II República, en 1931 fue, más o menos, expulsado de España por el Gobierno Republicano a la que no volvió hasta 1937, en plena Guerra Civil, despuésde la muerte del Cardenal Illundain a quién sustituyo como Cardenal Arzobispo de Sevilla.
Aquí empezó la parte de su vida que conocí personalmente. Su sobrino Juan que vivía con su tío desde la muerte de sus padres, hermano del Cardenal, fue compañero de colegio en Villasís y amigo, con el que entré varias veces a los patios del Palacio donde vivía, aunque nunca tuve un encuentro personal con el Cardenal. En aquellos años si tuve varias experiencias más o menos desagradable de la estricta y, también exagerada lucha del Cardenal contra las costumbres inmorales y su conocida animosidad contra Franco. Esta, según dicen, por no haberle propuesto como Cardenal Primado de Toledo, puesto que había ostentado antes de la Guerra. Dicha animosidad le llevó a prohibir que Franco entrara en las iglesias bajo palio y que los sacerdotes de Sevilla acudieran al Alcázar a celebrar Misa a la que Franco acudía diariamente. Esto se solucionó cuando Franco pidió al Primado de Toledo que autorizara a un sacerdote de su jurisdicción para decirle Misa cuando viniera a Sevilla.
Mi primera desavenencia con el Cardenal fue cuando me enteré de que había prohibido bajo pena de excomunión la asistencia a la revista musical La Blanca Doble. Ya no tenía remedio porque yo ya había asistido y la había disfrutado cuando llegó al desaparecido Teatro San Fernando. Tenía solo 15 o 16 años, pero con pantalones largos y altura suficiente, y como no existía el DNI, podía pretender haber cumplido los 18 años, para que me dejaran entrar. Bueno en realidad es que el más veterano y famoso portero del Teatro era mi amigo y paisano Pablo Santos, a quién llamábamos "Consul de Higuera en Sevilla" y me dejaba pasar aunque sabía mi edad.
La siguiente desavenencia fue con la prohibición de los "bailes pecaminoso", que eran los "agarraos". Aquí también mi padre fue afectado. Recibió en el Ayuntamiento una carta del Arzobispado con la amenaza de excomunión del alcalde y toda la corporación municipal, si en las fiestas religiosas permitían dichos bailes. Esto se refería directamente a la Fiesta y Feria del Cristo de Rosario. Mi padre que era católico practicante y con el debido respeto a las autoridades eclesiásticas no tuvo más remedio que separar la Feria de la Fiesta religiosa de Cristo. Muchos recordarán que la Fiesta del Cristo se celebraba en su día, el 14 de septiembre y la Feria el primer fin de semana de agosto. Eso si, esta ponía dos casetas con orquesta para que pudiéramos bailar todo lo "agarrado" posible. Pero la razón oficial del cambio no mencionaba la discrepancia con los poderes de la Iglesia. La disculpa que consta en acta municipal solo dice que en "agosto las noches son más cálidas, los días más largos, hay meno posibilidades de lluvia, todavía están todos los veraneantes en el pueblo y estaba  metida entre las Ferias de Zufre y Aracena". Todo ello verdad. Pero al cabo de los años todo ha variado.
Otro de los arrebatos autoritarios del Cardenal fue la tajante oposición a permitir las Cruces por los Caídos en la Guerra "por Dios y por España", que se erigieron por todo el País. Tuve ocasión de ver la carta del Cardenal donde amenazaba de excomunión al alcalde y concejales de Higuera si no quitaban "ese signo político" de los terrenos de la Iglesia. Estaba erigido donde ahora está el busto del imaginero Sebastián Santos. Hubo que desmontar todo y bajarlo los dos escalones que le separan del terreno público. Pero la historia no acaba ahí. Años más tarde, ya en democracia, el ayuntamiento decidió quitar la Cruz y ponerla en la Plaza de las Flores. Posiblemente molestaba a la vista del alcalde de entonces, aquel monumento frente a su despacho. Poco tiempo después se quitó por completo y nunca más se supo. Quizá esté haciéndole compañía al azulejo que recordaba los Guardias Civiles que dieron su vida defendiendo su Cuartel en agosto de 1936.
Estas cosas, que muchos no saben, conviene recordarlas, con mente serena y sin acritud, porque la historia puede repetirse y los que la vivimos no queremos que se vuelva a repetir.
Sobre el Cardenal Segura se han escrito muchas páginas, alabando su labor o criticándola. Y seguiremos recordándolo, porque nos dejó el magnífico Monumento al Corazón de Jesús que desde un alto cerro en San Juan de Aznalfarache, vela por los sevillanos. Allí reposan sus restos y allí ha surgido una nueva polémica. El Ayuntamiento ha decidido quitar su nombre a una calle y nominarla como "Paseo de las nueve aceituneras", en referencia a nueve mujeres fusiladas en octubre de 1936. Una provocación que ha motivado el destrozo de los azulejos conmemorativos al día siguiente a su inauguración. Provocación de la izquierda acogida a la Ley de la Memoria Histórica a la derecha radical. ¿Hay necesidad de estas provocaciones a los 81 años de estos sucesos ocurridos durante una fratricida guerra que dividió a los españoles?. Pues parece que algunos están buscando una repetición.