miércoles, 7 de febrero de 2018

TENGO FRÍO

¿Frío has dicho?. /  Eso me espanta, / eso me inquieta./ No llevarás camieta. / Toma esta manta. Eso le dijo Don Mendo a Magdalena, en la famosa obra de Muñoz Seca, La Venganza de Don Mendo. Don Pedro conservó su sentido del humor hasta el último momento de su vida. Se cuenta su famosa despedida a sus carceleros y a los soldados que le fusilaron en Paracuello del Jarama el 28 de noviembre de 1936: Podéis quitarme la hacienda, mis tierras, mi riqueza, incluso podéis quitarme, como vais a hacer, la vida, pero hay una cosa que no me podéis quitar.....y es el miedo que tengo. A los 57 años de edad, casado y con nueve hijos, debe ser muy duro dejar la vida por el solo hecho de ser de derechas, católico, escritor y autor de teatro.
Pues resulta que yo tengo frío y miedo. Frío porque lo hace, mi PC lleva dos mañanas avisándome de heladas en Higuera de la Sierra, y si no hiela es porque no hay agua, pero al menos hace frío. Y aunque las chimeneas funcionan y dan calor, hay habitaciones de las casas que nada tienen que envidiar al frigorífico. Y eso que no estamos en las áreas marcadas en los mapas como alerta, que las hay de más colores que la bandera gay. Ayer hablaban de trescientas carreteras cortadas, miles de niños sin colegio, insuficientes quitanieves, caos en Barajas con centenares de vuelos cancelados... y hasta ahora no le han echado la culpa a Rajoy. Como tampoco se la han echado a Putin por las nevadas en Rusia o a Trump por los temporales en EE.UU. Parece que vamos aprendiendo a diferenciar la política de los fenómenos naturales.
También tengo miedo, porque el problema de Cataluña pone en peligro, no solo la unidad de España y de Europa, sino la recuperación, lenta pero constante, de la crisis pasada. Aquella que Zapatero no quería ver, como la izquierda de ahora tampoco quiere ver la recuperación. Y es que nos falta mucho por aprender. Fundamentalmente, que hay cosas que nos separan, pero hay también cosas que nos unen y que la oposición y el gobierno no son enemigos, sino adversarios. Y lo que es más importante, la separación de poderes, parece que está funcionando. Pero todavía hay radicales, algunos de derechas y otros de izquierda, que están deseando que Rajoy mande los tanques a Cataluña o envíe a un agente 007 a darle un par de tiros al  nuevo residente en Waterloo, que se cree presidente de la República Catalana y que ni siquiera sabe que allí perdió Napoleón la batalla contra Wellington. Está  derrotado totalmente, no por Rajoy, sino por la Justicia Española.