miércoles, 31 de diciembre de 2014

FIN DE 2014

Hoy termina el año 2014. Para mi el más triste de mi vida, en el que perdí a Patricia después de cuarenta y nueve años y medio de feliz matrimonio, dos hijos y cinco nietos. Pero al cabo de nueve meses, la tristeza de la pérdida se compensa con la esperanza de que algún día estaremos juntos otra vez y esa esperanza me da resignación y paz, que ayuda a continuar con la vida cotidiana.
Y eso voy a hacer, porque no quiero cansar a los que me lean con mis sentimientos personales. Hay otras mucha cosas que le pueden interesar y que a mi, si me preocupan, pero primero quiero dedicar un recuerdo a un acontecimiento importante que nos afecta a todos los españoles. Me refiero a la proclamación de nuestro nuevo Rey Don Felipe VI. Tuve el honor de saludar a su padre el Rey Don Juan Carlos I en una recepción en la Embajada de Londres. Recepción que yo califiqué como informal, porque en vez del protocolario rito de los Reyes de pié y los invitados pasando y saludándole, decidieron mezclarse con todos y ser ellos los que saludaban. Así tuve ocasión de hablar con el Rey y la Reina con un copa de jerez en la mano. Patricia siempre recordaba cómo la Reina Doña Sofía lo preguntó cuantos años llevaba en el Reino Unido al tomarla por española. Hace ya algunos años de esto y todavía tenía el pelo negro.
El nuevo Rey en su mensaje de Navidad, ha demostrado que es y será Rey de todos los españoles y que, como a todos los españoles, le preocupa la corrupción, el paro y la unidad de España. Esa unidad de España que algunos quieren romper para volver al pasado, porque no les importa el futuro.
La radicalización de la izquierda española es un verdadero peligro para la unidad de los españoles. ¿Aprenderemos algún día a olvidar las cosas que nos separan y trabajar por las que nos unen?. En estos últimos días del año se ha recrudecido la innecesaria polémica de la Catedral-Mezquita de Córdoba. Fue primero un templo romano dedicado al dios Jano, que  se celebraba precisamente al comienzo del año y que dio nombre a January o Enero en español. Pasó después a ser una basílica visigótica dedicada a San Vicente Martir y en el años 785, después de la invasión musulmana, se comenzó la construcción de la gran Mezquita. Desde la Reconquista de Córdoba en 1238 se convirtió en catedral cristiana, conservando la infraestructura del edificio y en 1523 de empezó la construcción de una basílica en forma de cruz y de estilo plateresco, en el centro del edificio musulmán. Los españoles de entonces respetaban el arte, aunque fuera de los invasores árabes y prueba de ello es la conservación de esta joya, patrimonio de la Humanidad, conocida como Catedral de la Asunción de Nuestra Señora, aunque se sigue empleando comunmente el nombre de Mezquita de Córdoba. Lo mismo se hizo en Sevilla, que aunque se destruyó la Mezquita árabe para construir la Catedral, se conservó el minarete árabe para añadir el campanario cristiano e inmortalizar la conocida Giralda.
La Junta de Andalucía ha dado tres meses de plazo para decidir el futuro de lo que se decidió hace miles de años. Pues muy bien. Vamos a ceder al terrorismo islámico y les dejamos la Catedral y el palacio de Medina-Azahara de Córdoba, la Giralda de Sevilla, la Alhambra de Granada, la Aljafería de Zaragoza, el Castillo de Gozmar en Soria y algunos más que habrá por ahí y de camino y ya puestos a dar, les damos Andalucia a los moros, Cataluña y Valencia a los catalanes, Euskadi y Navarra a los vascos,  las islas Baleares a los ingleses, las Canarias a los guanches y Gibraltar a los llanitos. Así España se quedará en Castilla, a menos que las dos actuales también las reclamen alguien. Adiós a la historia de este gran País, llamado España, que reinó en medio Mundo creando un Imperio que no destruyeron nuestros enemigos, sino los propios españoles.