sábado, 22 de diciembre de 2018

VIERNES 21 DE DICIEMBRE

Ayer no fue el Black Friday que se esperaba en Cataluña, no para incrementar las ventas en los grandes (y pequeños almacenes, que copian todo lo que viene de fuera, como el Papá Noé) sino para decir al Gobierno del Presidente Sin Votos, que ellos ayudaron a que ocupara la Moncloa, que les pague por todo lo que les prometió como recompensa por su ayuda a "quitar a Rajoy" de donde los españoles le pusimos con nuestros votos.
Más que Black Friday fue el Yelow Friday organizado por los del lazo amarillo que quieren romper España. Si buscaban un muerto, les salió "el tiro por la culata" y todo se saldó con 12 detenidos y 51 heridos leves, según las noticias. Me he sentado al ordenador antes de oír las noticias televisivas o leer los comenarios de los diarios digitales. Cada uno contará su versión partidista, cada político dirá lo que más le convenga y todos se enterarán de la versión que su medio informativo les quiera contar.
Ayer me limité a oír y callar. Entre Barcelona y el cercano Campillo, pase todo el día cómodamente sentado y cada vez más convencido que necesitamos poner orden y volver a la realidad. El crimen del Campillo clama por una urgente y necesaria reforma del Código Penal y lo ocurrido en Barcelona, incluida la "cumbre" del Presidente Sin Votos de España y el Presidente de la "ilegal república catalana", clama por una urgente y necesaria aplicación del artículo 155. No una aplicación "light", como hizo Rajoy, sino con toda la dureza y consecuencias que la Constitución permite. "Las leyes, nos gusten o no nos gusten, están para cumplirlas. Y si no sirven debe haber una forma de cambiarla".(Don Manuel)
La misma Constitución contempla esta posibilidad, pero mientras no se cambie la Ley, ahí está. Y si no se puede cambiar "en caliente", por el exacerbable crimen del asesino, reincidente, convicto y confesos de una inocente joven, tampoco se puede hacer un cambio "en caliente" por los disturbios en Cataluña provocados por los nacionalistas y separatistas, catalanes e infiltrados, rojos y amarillos que quieren romper romper la Unidad de este Gran País, que es España. Nombre que algunos no se atreven a pronunciar. 
"Ser español es una de las pocas cosas serías que se puede ser en esta vida". ¿Sabe usted quién lo dijo?. Pues un patriota que murió fusilado por los rojos y dejó escrito en su testamento: "Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles". Por desgracia no lo fue. Aquella discordia costó "un millón de muertos" y no se pude repetir aunque algunos lo están deseando. 
Y no se moleste en llamarme "facha", porque está en su derecho y además, no me ofende.