lunes, 6 de julio de 2009

OTRA VEZ GIBRALTAR II



Leí ayer con sorpresa el anuncio a toda página del viaje que efectuará a Gibraltar el Ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos. Que se cubrirá de gloria por ser el primer ministro de Exteriores en pisar la colonia. Hay al menos tres relevantes puntos a considerar.
Primero: Asistirá a una reunión del Foro Tripartito de Dialogo. Cualquier reunión sobre lo que sea debe ser en el Foro Bipartito de España y el Reino Unido. Todavía no comprendo qué tiene que ver el Primer Ministro Caruana en los asuntos entre dos naciones soberanas.
Segundo: Parece ser que lo más importante a tratar serán problemas de medio ambiente y cooperación marítima para evitar desastres como el del buque New Flame. ¿Y de soberanía, qué?
Tercero: No parece muy adecuado que el Facón de las Fuerzas Aéreas aterrice en el aeropuerto construido en el istmo que era tierra de nadie hasta que nos la dejamos ocupar. Por lo que el Ministro tendrá que volar a Jerez o a Marbella y desplazarse en coche hasta la colonia, con una pérdida de tiempo inevitable. Hasta tendrá que enseñar su pasaporte a los bobbys para que le dejen pasar y cruzar la pista de aterrizaje con el peligro de encontrar el semáforo en rojo y esperar que aterrice en avión de turno.
Recuerdo que durante la guerra de las Malvinas, un amigo inglés, retirado del ejercito británico y colaborador de los Servicios Secretos en asuntos con España, debido a su perfecto español, se marchó de vacaciones a Gibraltar. A la vuelta, terminada la guerra, me contó que en realidad no había estado de vacaciones, sino espiando si en España se producía algún intento de invadir Gibraltar aprovechando el despliegue de fuerzas británicas hacia el Atlántico Sur. Eso hubieran hecho los británicos si la cosa hubiera sido al revés.
Pues lo que tendría que hacer el señor Moratinos es aterrizar en el aeropuerto con su Falcón y unos cuantos soldados y llevarse otro avión con geos disfrazados de periodistas, asistir a la reunión y poner la soberanía sobre la mesa. Y si no llegan a un acuerdo, aparcar cada avión a ambos extremos de la pista para impedir que nadie pueda aterrizar, volverse andando a la Linea de la Concepción y cerrar la verja de camino. Nadie podría decir nada, porque el Tratado de Utrech contempla el cierre de fronteras y no dice nada en absoluto de aviones aterrizando en el Istmo. Después fondeamos una fragata a la entrada del puerto, no la "Asturias" que va al desguace, espero que quede alguna, y cuando los llanitos, los turistas y los británicos tengan que salir de la roca a nado o en globo, seguro que el Gobierno Británico pide negociar la soberanía y convertir la colonia en la comunidad autonómica numero 18 de España.