miércoles, 18 de abril de 2012

CACERÍAS DE REYES

¿Cuantos españoles no darían algo por tener una foto como la que acaban de ver? Y no me refiero a posar con S.M. el Rey, sino a posar junto al elefante muerto y con un rifle en la mano.  Ya sabemos que la envidia es el pecado capital de los españoles y creo que es por eso, que la noticia del accidente de S.M. en una cacería en Botsuana, está causando tanta polémica, tantas críticas y tantos motivos para llenar espacios televisivos y, como se dice ahora, saturar la red. Pura envidia de los que no pueden, sobre todo si son socialistas o comunistas. Claro que nadie critica que los líderes de los dos principales sindicatos, se gasten el dinero, ¿público?. en coleccionar relojes caros o en caros cruceros. No sabemos si José Bono, compra los caballos con su dinero, porque el sueldo que recibe si es de dinero público. Dicen que la remuneración que los políticos reciben por su trabajo, como sueldo, pertenece a ellos y pueden gastarlo como quieran o mejor les parezca. De acuerdo, pero entonces, ¿porqué criticar al Rey si se paga un safari con elefante incluido o ha sido invitado por alguien?
Los reyes siempre han sido aficionados a la caza. En la prehistoria el que conseguía matar un mamut con un hacha de piedra podía ser el jefe de la tribu. Más adelante tenemos ya en nuestra historia la leyenda del segundo Rey de Asturias, Don Favila, hijo de Don Pelayo, que fue descuartizado por un oso. Durante la ocupación musulmana, los reyes moros cazaban toros desde sus caballos en la plaza de Toledo. muchos años antes que Cañero, Alvaro Domeq y los hermanos Peralta, Más recientemente tenemos que recordar que el primer Parador Nacional fue el de Gredos, en Ávila, en 1928, en un sitio escogido por  el Rey Alfonso XIII, donde gustaba de cazar la codiciada Capra hispánica.
También en otros países es y ha sido tradición de los Reyes participar en cacerías. En Inglaterra eran famosas las cacerías de zorros, defendida por la realeza y atacada por los envidiosos que no pueden participar, y la de faisanes. No se sabe a ciencia cierta, cuantos ciervos han sido abatidos por la propia Reina y su familia en Balmoral. Yo estoy orgulloso de haber abatido un faisán real en Windsor Great Park, propiedad de la Reina Isabel II, del que conservo una pluma, que adorna un sombrero, que me encontré en el radiador de mi coche, después de atropellar a la pieza que se me cruzó en la carretera. El animalito quedó allí, porque no me atreví a recogerlo no fuera que me acusaran de crimen de lesa majestad.
Con el estado de bienestar las cacerías se han hecho más populares y han alcanzado a todos los niveles sociales, por lo que ya no es un deporte o una afición de reyes, poderosos y ricos. La Sociedad de Cazadores de mi pueblo ha seguido organizando monterías esta pasada temporada  como en años anteriores y yo conozco, al menos, dos que ya han estado en safaris en África. O sea que eso ya está al alcance de reyes y plebeyos.
Parece ser que en estos últimos años ha comenzado un movimiento contrario a la Corona, en los partidos de izquierda y han proliferado las banderas republicanas en demostraciones y manifestaciones. El Gobierno debería tomar medidas contundente por todo lo que vaya en contra de nuestra Constitución y dejar muy claro que España  es una monarquía constitucional y que el Rey tiene derecho a su vida privada como cualquier ciudadano, que quiere decir que si es verdad que recibe una asignación del dinero de los contribuyentes, también tiene derecho a gastarlo en lo que mejor le parezca. También el Presidente del Gobierno, los Ministros, los Diputados y Senadores y los Alcaldes reciben dinero público y nadie cuestiona en qué se lo gastan. Y me refiero a los sueldos que reciben legalmente. Otra cosa es lo que toman ilegalmente por todos los procedimientos que ya conocemos.
Acabo de oír en la radio que S.M. el Rey acaba de ser dado de alta y lo primero que ha hecho ha sido disculparse públicamente. ¿Se callarán ahora las voces disonantes? Espero que si ya que, una vez más, el Monarca ha dado una lección de educación, humildad y sinceridad, digna de admirar, a la que no estaba obligado. Le deseo una pronta y total recuperación y que Dios le conceda muchos años de vida para el bien de España y los españoles.