viernes, 16 de agosto de 2013

LA VIRGEN DE LOS REYES

Foto de José Antonio Pérez Díaz
 
La Virgen de los Reyes, Patrona de la ciudad de Sevilla, está procesionando esta mañana por el centro de su ciudad. Dice una leyenda que la Virgen vino a Sevilla a caballo. Cuando María fue a Belén, hizo el viaje en burro. Pero a Sevilla, vino a caballo.   Caballo de Rey, nada menos que del Rey Fernando III, que fue Santo y que cuando conquistó Sevilla de los moros, la traía, reproducida en plata en el pomo de la montura de su caballo. Conquistada la ciudad la regaló a lo sevillanos, que la copiaron en mayor tamaño y ahí está desde entonces. En su capilla real donde a sus pies reposan los restos incorruptos del Rey Santo.
En Higuera también se le tiene devoción y existen reproducciones en la iglesia parroquial, en la ermita de San Antonio, en muchas casas y en un azulejo en la Plaza de la iglesia. Este azulejo recuerda que en este día "nos libró de los enemigos de Dios y de España". Cuando aquello de que querían borrar la guerra civil, el alcalde de entonces intentó hacer desaparecer el bonito azulejo y meno mal que como estaba en una fachada de una casa particular, la dueña se negó rotundamente en dar el necesario permiso. Desde entonces el citado alcalde le llamaba "esa orgullosa señora" que ella tomaba como un cumplido.
Y ahí sigue el azulejo, admirado por propios y extraños, para recordarnos que hace setenta y siete años se acabó la guerra civil en Higuera y que, a mí por ejemplo, me devolvieron a mi padre vivo aunque manchado de sangre de su amigo y vecino Antonio Ramírez, que cayó innecesariamente por eso que ahora llaman "fuego amigo".
Lo que si desapareció y nunca más se supo, fue un cartel de toros de un festival que se celebró el 15 de agosto de 1938, "II Año Triunfal" en honor del ejercito español que  nos libró del enemigo y que en la primera y última linea decía : "Viva Franco y Arriba España". Formó parte de la colección de carteles que tenía el Circulo Mercantil y no llamó la atención de nadie durante al menos setenta años, pero que en los último años del Casino desapareció lamentablemente. Estaba en la sala de la chimenea, cerca de la cabina del teléfono. El teléfono también desapareció, pero este fue víctima de los móviles. 
Ahora, con el enfrentamiento político que la izquierda está cultivando, solo nos queda pedirle a la Virgen de lo Reyes que no permita que aquello, que los que lo vivimos no podemos olvidar, aunque si entender y perdonar, no vuelva a repetirse, 
  

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