miércoles, 13 de abril de 2016

SÁNCHEZ, ERRE QUE ERRE

Las portadas de ABC, Madrid y Sevilla vuelven a ser distintas. Mientras el de Madrid muestra un exultante Ronaldo después de conseguir el tercer gol, que pone al Madrid en la semifinal de la Champion, el de Sevilla muestra a tres guapas flamencas que desafían con una sonrisa al mal tiempo, con la esperanza de que mejore hoy.
De esta forma, la insistencia de Pedro Sánchez de llegar a la Moncloa, sea como sea, y su intención de volver a negociar con Podemos lo innegociable, pasa a ser noticia de segunda página. Y es que Sánchez va consiguiendo perder protagonismo y salir menos en las fotos a la vez que va desconcertando a los suyos, que ya se "están jartando".
Y es que El Guapo está ciego por el poder y no atiende a razones. Desde el 21D, cuando dijo NO a Rajoy, demostró que puede ser cualquier cosa, menos demócrata. Lo mínimo que debe tener un demócrata es respeto al adversario político, sobre todo si le ha ganado en votos. Lo de negarse a negociar con el que ha ganado claramente en votos, es propio de dictadores, como Maduro. Vean lo que pasa en Venezuela, que si el Parlamento aprueba por mayoría una Ley,  Maduro hace como Ada Colau: que no la va a cumplir. Y es que Sánchez ha demostrado que está más cerca de la izquierda radical del comunismo bolivariano, que de la socialdemocracia europea. Y no solo está destrozando su futuro político, sino que está destrozando el futuro del Partido Socialista.
Un Partido de Gobierno que ha gobernado en España, con aciertos y desaciertos, pero más al centro que a la izquierda y que debería, por lealtad a sus principios, ayudar al partido ganador de las elecciones a seguir la ruta hacia la total recuperación de la economía que es el único camino para la creación de empleo.
Pero no. Como la famosa película de Sáenz de Heredia, en la que el inolvidable Paco Martínez Soria se empeña en que el Banco le pague las 257 pesetas que todavía estaban en la ventanilla, Sánchez no da su brazo a torcer. Creo que pasará a la historia o, al menos al Libro Guinness de los Records, como el político que más ha hecho por destruir el régimen democrático de un país europeo.