martes, 21 de julio de 2015

MADRID V.O.

La página Web del Ayuntamiento de Madrid, con el título de V.O. por Versión Original, (no como en Inglaterra, que en las botellas de Coñac quiere decir "Very Old"), ha llenado los medios de comunicación de noticias al respecto. Por supuesto a los periodistas no le ha gustado que les enmienden, critiquen o censuren su trabajo, que es lo que se pretende hacer al más puro control dictatorial de países totalitarios regidos por gobiernos comunistas. Más o menos como el gobierno municipal de Madrid que copia de ellos.
En Noviembre de 1936 y ante el acoso de las tropas nacionales, franquistas, golpistas o revolucionarias (coja el apelativo que más le guste), el Gobierno de Largo Caballero  decidió refugiarse en Valencia, desde donde sería más fácil escapar por barco. Dejó Madrid en manos de una Junta de Defensa al mando del General Miajas y varios representante de los partidos políticos de izquierda, entre los que estaba Santiago Carrillo por las Juventudes Socialistas Unificadas, Lorenzo Iñigo por Juventudes Libertarias (todos jóvenes) y otros representante del Partido Comunista, Socialista y Sindicalista además de los sindicatos de izquierda radical como la CNT. Pasó lo que pasó y quién no lo sepa que lea lo que Ian Gibson escribió sobre Paracuellos.
Pues resulta que por culpa del socialista Carmona, que no quiso ser alcalde a pesar del generoso ofrecimiento de Esparanza Aguirre y permitió que gobernara Ahora Madrid, marca blanca (yo diría roja) de Podemos, el Ayuntamiento Madrileño está ahora en manos de la izquierda más radical. Y así se empieza, ¿Como acabaremos?. No lo se, pero El Coleta está bastante contento. Y Antonio Miguel Carmona, bastante cabreado por la falta de palabra de su alcaldesa, amenaza con presentar una moción de censura, para la que tendrá que pedir apoyo a Esperanza Aguirre. Vaya un lío por seguir el mandamiento de Zapatero de "Todos contra el PP" y el de Sánchez de "No negociar con Bildiu ni con el PP". Pueden que los dos pasen a la Historia de España, como el Rey Fernando VII, a quién Arturo Pérez Reverte, en "Una Historia de España", le dedica una serie de adjetivos, que no me atrevo  repetir.