lunes, 7 de marzo de 2011

BODAS DE PLATINO


La Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, celebró ayer domingo, la Solemne Función en honor de su Virgen, en la Basílica de la Hermandad. Ocasión aprovechada para agradecer con un recuerdo a los hermanos que durante el año 2010 habían cumplido las Bodas de Platino, los setenta y cinco años, de su pertenecía a la Hermandad.
Unos días antes por teléfono y por carta me habían invitado a dicho acto, por ser uno de los diez afortunados que habían alcanzado ese tiempo. Todos teníamos, como es lógico, más de setenta y cinco años de edad, algunos recién cumplido esos años, pues en aquellos tiempo había padres que hacían hermanos a sus hijos casi a la vez que lo bautizaban, otros habían pasado ya lo ochenta y solo uno no pudo asistir por encontrarse enfermo.
Mi abuelo materno, Marcos Mantero Gómez, que falleció en Higuera una mañana de Reyes, el 6 de enero de 1936, era hermano del Gran Poder y gran devoto, que hizo Hermano a su hijo Marcos siendo muy pequeño, que llegó a tener el número Uno, durante varios años antes de su muerte y fue Secretario de la Hermandad en la Junta de Gobierno de Antonio Ríos en 1984. Mi inscripción como Hermano data del 8 de febrero de 1935. En plena República, cuando ya se quemaban iglesias, se detraían imágenes y se asesinaban curas y monjas, la fe en Dios de los católicos prelacía contra todo ataque y cada vez con más fuerza. Yo salí mucha veces antes de irme al Reino Unido, algunas veces durante mi estancia en ese país y unos años seguidos cuando volví a España hasta que la artrosis de la rodilla izquierda me lo hizo imposible. Pero me retiré, por decirlo así, haciendo la carrera los dos últimos años en la pareja número uno, la más cercana al paso del Señor, que me correspondió por mi antigüidad
El acto de ayer fue de lo más emotivo y de los que nunca olvidaré. Con la Basílica llena hasta los topes, la Misa cantada por un magnifico coro, la emoción de recibir un cuadro de Nuestro Padre Jesús con un abrazo del Hermano Mayor, para después recibirlo en especie en la comunión.
Después un ágape en la Casa de la Hermandad, recibiendo la felicitación de muchos Hermanos, contando nuestra vivencias y abrazando a muchos conocidos que no nos habíamos encontrado durante años.
Desde aquí no me queda más que agradecer al Hermano Mayor Enrique Esquivías y al Secretaría Javier Fernandez por la organización del acto y desearles que sigan por muchos años con su magnífica labor. Y sobre todo por haberme concedido el honor y la satisfacción de haber participado ya que por la edad y los achaques no podré acompañar al Gran Poder por las calles de Sevilla en las madrugadas del Viernes Santo.