martes, 1 de julio de 2014

PRIMERA GUERRA MUNDIAL,

Se conmemoró el pasado sábado, 28 de junio, el primer centenario del comienzo de la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial del siglo XX. La Segunda vino años más tarde, solo veinticinco, en 1939. Sería curioso saber cuantas personas murieron en el siglo pasado entre las dos grandes guerras, la civil española y todas las demás que han cubierto de sangre, dolor y miseria los cinco continentes del mundo. 
He contado en internet 64 guerras entre mundiales, locales, civiles y pequeñas revueltas territoriales. Pero no me fío del número de muertos, porque en muchas de ellas, sobre todo en el continente Africano, es imposible el contarlos. Se habla de "un millón de muertos", título de la primera novela de la trilogía de Gironella, sobre la Guerra Civil Española, que de ser verídica y si la utilizamos como promedio, nos da 64 millones de muertos Dicen que fueron muchos más, pero 64 millones ya es bastante. 
Por si sirve de referencia, en la Gran Guerra, se movilizaron 65 millones de combatiente de los cuales de dieron por muertos a 8,5 millones, heridos 21 millón y prisioneros y desaparecidos 7,5 millones, que nos da un total de 37 millones de bajas o un 57% de los combatientes.
El siglo XXI no ha tenido buen comienzo. Llevamos solo trece años y medio y ya ha habido y hay conflictos y amenazas de guerras que pueden ser bastante serias. Hasta la izquierda española está buscando una III República, que si toma como ejemplo la II, podría terminar en otra Guerra Civil. ¿No aprenderemos nunca?. ¿No somos capaces de vivir en paz?.
En España tenemos dos grandes partidos que pueden alternarse en el Gobierno, pero tienen que acercarse y respetar hasta el máximo las reglas del juego. Es decir, la Constitución que nos dimos todos los españoles. No vale el que digan que mucho de los españole de las nuevas generaciones no la votaron. La votamos en libertad los padres y los abuelos. Y los nietos, si hay respeto, deben acatarla sin discusión. No podemos cambiar una constitución cada generación y si es verdad que la actual necesita algunas reformas, son esos dos grandes partidos los que deben estudiar, proponer, debatir, acordar y consensuar todo lo necesario para el bien de todo los españoles.
¿Serán capaces de hacerlo por una vez y para siempre? Estamos a tiempo y ¡Amen!.
El peligro es que el cabreo nacional por la actuación de esos dos grandes partidos, ha movido a los ignorantes, a los engañados, a los comprados y a los ambiciosos a votar otras opciones porque se
han creído los cantos de sirena y las falsas promesas de los que buscan su futuro en bienestar, para ellos mismos, sin importarles España ni los españoles.