domingo, 19 de noviembre de 2017

MUERTE DE UN FISCAL

No tiene nada de particular, que un fiscal muera. Ya decía la voz del pueblo, aquello de: "En este mundo traidor, nadie de morir se escapa, muere el pobre, muere el rico, muere el Rey y muere el Papa". Hay otra versión, que cambia el "morir" por otro verbo, que me niego a escribir. También mueren los fiscales.
La muerte del Fiscal General del Estado, José Manuel Maza Martín, que solo llevaba un año en el puesto, de 66 años, lleno de energía, sin aparente dolencia,  sorprendentemente aquejado de fuerte dolores y tratado en una clínica de Bueno Aires, no es normal. Abre las puertas para sospechas de toda índole. Ya las redes insociales están poniendo sus granitos de arenas movedizas en sus comentarios sobre dicha muerte.
Supongo que tanto las autoridades porteñas y españolas estarán investigando las extrañas circunstancias. Dejémonos de falsas conjeturas y esperemos los resultados. Solo nos queda dar el más sentido pésame a su familia y amigos y desearle que descanse en paz.
Yo no puedo evitar el volver a lo que escribía el pasado viernes sobre el comunismo de antes y de ahora. Decía, mejor dicho, escribía sobre la interferencia rusa en nuestra Guerra Civil y las sospechas de las interferencias, recientes y actuales, de Rusia en casos como las elecciones norteamericanas o el proceso separatista de Cataluña. Y no he podido evitar el recuerdo de dos curiosos casos en Londres.
El ex espía soviético Alexander Litvinenko, moría en 2006 en un hospital londinense en circunstancias más que sospechosas. Fue diez años más tarde, cuando después de una larga y penosa investigación de Scotlan Yard y la Justicia Británica por un crimen, considerado como "casi perfecto", el Juez Sir Robert Owen, de la High Court of England and Wales,  llegó a tales conclusiones como las siguientes: El ex espía había sido envenenado con una sustancia radioactiva llamada polonio 210, colocado en una tetera por dos ex colegas del espía soviético Alexander Litvinenko, llamados Lugovoi y Kovtum, "probablemente" a las órdenes de Putin. La sentencia concluía con el siguiente párrafo: Hay indicios que permiten concluir que este fue asesinado por agentes de los servicios inteligencia rusos en una operación "probablemente aprobada" por el presidente Putin". Sin más comentaros. El Presidente sigue en su puesto.
Anteriormente, en 1978, otro extraño crimen en Londres se conocía como "El del Paraguas" . Georgi Markov, disidente de la comunista Bulgaria, escritor y novelista, trabajando en el "World Service" de la BBC y convertido en un severo crítico del régimen comunista del presidente búlgaro Zhivkov, estaba esperando un bus en el puente de Warterloo, cuando sintió un pinchazo en el muslo derecho. Se volvió y pudo ver a alguien que se alejaba precipitadamente con un paraguas y cogía un taxis. No le dio ninguna importancia, pero a los cuatro día moría envenenado con ricino inoculado con una aguja en la punta del paraguas por un agente del Servicio secreto búlgaro, asesorado por la KGB rusa.
Saque usted las conclusiones que más le plazca. Yo solo cuento dos hechos conocidos. Pero me hace pensar que hay servicios secretos, que son enemigo de nuestra civilización, y quieren desestabilizar el Mundo. La independencia de Cataluña, sería el pistoletazo de salida para la cadena de separatismos, que acabarían con la Unión Europea. 
¿Necesitaremos más agentes 007?