lunes, 29 de agosto de 2016

EL BOTIJO

Recipiente forrado de corcho usado por pastores
El botijo creo que fue el precursor de las botellas de plástico que ahora metemos llenas de agua en el frigorífico, para beberla bien fresca. Esa botella de la que beben nuestros nietos directamente, como si no existieran vasos, y que nunca la rellenan, para dejarle la tarea a la abuela o el abuelo, que siempre la encuentran vacía.
El botijo era la forma tradicional de enfriar el agua en el verano antes de que se comercializaran, las fresqueras, las neveras o los frigoríficos.
Recuerdo, siendo estudiante en Sevilla y viviendo en casa de mi abuela, la nevera, entre la cocina y el comedor, mueble de madera y lata, con un depósito superior donde cabía una barra de hielo, otro depósito cerrado lleno de agua con un grifo exterior y cabida para la leche, algo de comida y quizás dos o tres botellines de cerveza. Diariamente pasaba el tío de la nieve, que vendía las barras y se encargaba de ponerla adecuadamente en su sitio donde la del día anterior ya se había derretido. Pero también se utilizaba el botijo, los había de barro blanco y de color y no se ponía sobre la nevera, porque el truco de refrescar el agua era la porosidad del botijo, que dejaba rezumar el agua, que al evaporarse con el calor ambiente, enfriaba el contenido.
Gracias a la "Alerta de Google", que me da el enlace directo a todas las noticias donde aparece el nombre de Higuera de la Sierra, buenas o malas, me entero hoy de algo curioso sobre los botijos que aparece en el digital LeónNoticias, con el título "La tradición de Agua" Existe un Museo del Botijo en el Palacio de los Guzmanes, con más de 3,100 botijos de todos los tamaños, formas y procedencias, que Don Jesús Gil-Gibernau comenzó a coleccionar en 1991, viajando por toda España y visitando los mejores o más conocidos alfareros. Últimamente ha dejado de viajar y hace las compras, ¿cómo no? por internet. La noticia es que ha donado la colección completa al Ayuntamiento de Toral de los Guzmanes, "para disfrute de leoneses y turistas.
Y usted dirá: ¿Qué tiene que ver esto con nuestro pueblo?. Pues tiene que ver porque las dos piezas más curiosas, que se encuentran a la entrada, son en botijo forrado de cobre y otro forrado de corcho. Este último, conocido como el "Botijo de los Novios", porque sirvió como regalo a un matrimonio celebrado en 1900 en nuestro pueblo entre Francisco y Josefa, nombres que lleva grabado. Habrá que investigar cuantos Franciscos y Josefas, se casaron en ese año en Higuera de la Sierra, para saber toda la historia del famoso Botijo.
Dice también la noticia que el Museo, que en el 2008 fue incluido en el Libro Guinness de los Récords, posee una amplia colección de "botijos trampa" que son botijos con varios agujeros que hay que tapar con los dedos, dejando solo libre el pitorro, para no darse una ducha de agua fresquita.
Y hablando de Museos "para disfrute de vecinos y turistas". Solo tenemo el Museo de la Cabalgata que tiene cada vez más visitantes, por supuesto turistas. Pero ¿que pasa con el Taurino, el de Arte o de Sebastián Santos y el del Corcho que un concejal del Partido Popular propuso a la vez que el de la Cabalgata, allá por el año 2000, para promover el turismo?. Tenemos donados suficiente elementos y solo falta algo de dinero, locales y buena voluntad. Quizás los veamos un día, que no sea muy lejano.