lunes, 14 de marzo de 2016

LA FIESTA NACIONAL

En confirmación a mi promesa de dejar a un lado la actual situación política y que sean los políticos los que hablen entre si y se pongan de acuerdo en cómo gobernar este gran país, que se llama España, creo que es mucho mejor hablar hoy de la Fiesta Nacional. Lo contrario sería hablar del "cachondeo político nacional".
La manifestación ayer en Valencia en defensa de la Fiesta está en todas las portadas de ABC de España, menos en la edición de Sevilla, que parece que siempre va por libre. Mientras en todas aparecen grandes toreros en defensa de la Fiesta, como Morante, Ponce, Castella, Cesar Rincón, El Juli, Manzanares, El Soro y muchos más, al frente de millares de aficionados, la edición sevillana se descanta por el fútbol y deja los toros para la segunda página. Doy mi voto en contra. Prefiero las corridas de toros mejor que el fútbol. Me va en la sangre, hace algunos días comentaba en este blog, cómo guardo la última oreja que cortó mi padre el día que se despidió de los ruedos en un festival en mi pueblo, mi experiencia en salir por el aire al poner un par de banderillas y el toreo de mis primos Francisco y José Luis Girón. Y cabe recordar una de las pocas cosas buenas que recibimos de Venezuela allá por los años cincuenta, lo cuatro hermano, Cesar, Curro, Rafael y Efraín que llevaban el apellido Girón.
Nunca he oído que en ninguno de los países en los que hay corridas, se hayan producido tantas manifestaciones en contra de la Fiesta. Al contrario, tanto en Francia y Portugal, que son nuestros vecinos, como en lo países americanos, que son nuestros hermanos, parece que nadie critica la fiesta. Hasta en el Reino Unido, existe el Club Taurino de Londres y el de Liverpool. Y no pasa nada. Sin embargo han prohibido su "su fiesta nacional" que era la caza del zorro a caballo. Creo que en ambos países los que se manifiestan en contra no es por amor a los toros o a lo zorros, sino porque no tienen dinero para pagar la entrada a una corrida, o para mantener un caballo y comprarse una casaca roja.
Hace ya bastantes años, allá por el año 1982, conocí a George Erik, que era entonces el presidente y fundador del Club Taurino de Londres. Se reunían los socios en el Club Español que existía en Cavendish Square y allí coincidimos varia veces. Asistí con Patricia a una Cena-Aniversario que celebraron en el desaparecido Restaurante Martínez, para la  que le proporcioné el grupo de Baile Flamenco del Centro Andaluz de Londres que presidía mi amigo y conocido comunista Antonio Gil. Perdón por el lapsus, que no quería hablar de política, pero tiene su justificación por lo que ya es historia. También les puse en contacto con el corresponsal del periódico español, La Región y el director de la revista Mundo Español, Manuel Quintanilla, que nos acompañó a la cena con su esposa, una simpática holandesa. Lo pasamos muy bien y todo los ingleses disfrutaron del baile de lo jóvenes andaluces como disfrutaban de lo videos de corridas de toro que veían en las reuniones en el Club Español.
Tengo una carta, muy amable de George, dándome las gracias por mi modesta ayuda en la que menciona "the manifestation of Anglo- Spanish friendship". ¿Se entiende?. Allí conocí a Frank Evans, el primer y único torero inglés, que algunos aficionados quizás recuerden.
George Erik, ya fallecido, era un judío que se había salvado del holocausto nazi. Un día me confesó que llevaba dos estampas en su cartera. Pensé que podían ser de Moisés y me las enseñó. Eran la foto de Franco y José Antonio, las dos personas que le habían salvado la vida, como a otros muchos más judíos.
Esto nos da idea de cómo en el Reino Unido, gente de diferentes orígenes, idiomas, religiones, ideas y edades, pueden convivir en paz, cuando se olvidan las diferencias que nos separan y aceptamos aquello que nos une. En este caso, la afición a los toros.