sábado, 17 de diciembre de 2016

ALCOHOL

Decíamos ayer....lo de la Marea Blanca. Según noticias de hoy, la manifestación convocada en Jaén por el médico D. Jesús Candel contra la política sanitaria de la Junta de Andalucía, empató en número de asistentes, con otra, convocada por el PSOE, para celebrar los diez años de la Ley de Dependencia, a la que asistieron Susana Díaz y Zapatero. ¿Han dicho "celebrar"?. Pues que le pregunten a los que están esperando que le concedan las ayudas solicitadas o a los que están en "lista de espera", esperando una operación o una simple cita.
El Doctor Candel, a quién no conozco, me ha caído muy bien. Me recuerda a otro Jesús Candel, compañero de oficina en el antiguo mercado londinense de Covent Garden, algo mayor que yo y natural de Alicante, con el que tuve muy buena relaciones y que recuerdo con mucha frecuencia, Cuando se jubiló, me dejó un oleo de su propiedad que tenía en su despacho y que ahora cuelga en el salón de mi  casa. El Doctor Candel podría ser su nieto.
Hecho este inciso, que la única relación que tiene con el título es que el mencionado producto se usaba como desinfectante de heridas, rocetones y magulladuras en la curas caseras en mi juventud, En mi casa no se compraba en la farmacia, sino que usábamos el mismo con el que se destilaba el aguardiente.
Precisamente es este tipo de alcohol al que se refiere el título. A ese que se ha convertido en una droga para la juventud, un negocio para los bares y tiendas, (chinas y no chinas) y un motivo para que el Ministro Montoro recaude un  buen dinero. Que quede bien claro que no pretendo criticar al Ministro. Ni mucho menos. Le conocí en Londres con José María Aznar a principios de 1996, en la última visita a Londres antes de ganar las elecciones. Me llamó la atención cómo dominaba el inglés, al punto que actuó de interprete con los periodistas británicos en una rueda de prensa de Aznar. en plena City de Londres y el conocimiento financiero que demostró poseer. De ahí debe venir la idea de subir los impuestos a las bebidas con alcohol, como suele hacer el Gobierno británico dos vece al año. Desde que yo recuerde, las subidas de impuestos, antes y después del IVA, que allí se conoce como VAT (la T de tax en vez de la I de impuesto), siempre afectaba al Tabaco, Alcohol y Gasolina. Una medida muy inteligente para que afecte a todos los ciudadanos. A los que fuman, (que son muchos), a los que beben, (que son más) y a todos (porque si no tienen coche, si sube todo lo que tenga que ser transportado desde mercancías a personas. Aquí al menos el precio de la gasolina depende más del precio del barril de petroleo y de la ganancia de las petroleras, que de los impuestos del gobierno.
Para que se hagan idea de los impuestos sobre alcohol puedo ponerle dos ejemplos. Al volver de mis vacaciones en España, me llevaba siempre algo más de lo que Aduanas británicas permitía. Que era una botella de licor y otra de vino por persona. El vino no era importante, pues se podía comprar español, francés, italiano, alemán y hasta de Chile y Australia, a todos gustos y precios. Pero mi preferido y amado aguardiente Martes Santo no lo había. El aguardiente no era bebida de los británicos. Decían que una sola copa te daba el tufo y no era bien visto socialmente. Pero en realidad era que debido a su graduación alcohólica pagaba mucho más que el más caro coñac. Vamos que el pasar una botella de un producto de 52º, costaba el doble o triple de su precio real.
Años más tarde, en una visita a una destilería de whisky, me pude enterar de que una botella, que se vendía al público por entonces a 10 libras esterlinas, llevaba del producto algo menos de una Libra. Las nueve restante eran otro costos, el impuesto o tax el mayor de ellos.
La nueva ley del Gobierno, para prevención de alcoholemia a los menores con el correspondiente control por la policía me parece muy acertado. Y todavía más acertado el involucrar a los padres y hacerles asistir a un curso de terapia para controlar a los hijos, Lo que  no estoy seguro es de que si esa terapia incluye también los estudios, el sexo, el respeto a los demás (mayores en edad, saber y gobierno) o solo será sobre el consumo de alcohol.
Puedo decir con orgullo, que a mi me enseñó a beber mi padre desde bastante joven, un niño. Los domingos me daba un poquito del vino tinto que el bebía y en algunas celebraciones, como en la Navidad, me dejaba mojar un dedo en una copa de anís, brandy o cualquier otro licor, para conocer los sabores. Me sirvió para el resto de mi vida, porque creo que he bebido de todo pero sin pasarme. El reputado y longevo barman de nuestro pueblo, Luis Fernádez, el inolvidable Chispa, llegó a asegurarle a Patricia, cuando en sus últimos años le visitábamos en su casa, que nunca me había visto borracho. "Alegrillo, algunas veces. Borracho, nunca", fue su veredicto. Puedo decir que sigo bebiendo de todo, hasta agua, pero con más moderación cada vez. Vamos, que ya ni siquiera "alegrillo".
Habrá, como siempre, los que no estén conforme con esa Ley y también los que no la cumplan, pero las  "leyes, nos gusten o no nos gusten, están para cumplirlas". Palabras de Don Manuel sobre el cinturón de seguridad en el centro de Londres, cuando en España era obligatorio solo en carretera.  El problema es que hemos llegado a una situación en la que, hasta los que prometen o juran cumplirlas y hacerlas cumplir, se las saltan a la torera.