jueves, 30 de septiembre de 2010

LA HUELGA DE AYER




Pues como dicen algunos, ni fu ni fa. Que si ganó el Gobierno, que si ganaron los sindicatos. Quién ganó, y bastante, fue la empresa que se dedica a fabricar banderitas, pegatinas, y otras parafernalias que se utilizan en las manifestaciones.
Yo, por supuesto no la secundé. Entre otras cosas porque estoy jubilado y si trabajo es porque quiero y no le tengo que rendir cuentas a nadie y menos a unos sindicatos a los que no pertenezco. Así que hice lo que todos los días.
Pero en mi pueblo tampoco hubo problemas. Parece que todos acudieron a sus correspondientes trabajos y no se de ningún paro. El colegio, las tiendas, los garajes, los albañiles, los bares, las panaderías, el ayuntamiento, el barrendero, la recogida de basuras, los que escriben en el foro,la repartidora de cartas y un gran etc. El único efecto que produjo la huelga fue que en vez de llegar el ABC de Sevilla, llegó el de Madrid y bastante delgadito y falto de páginas.
En compensación tuvimos que aguantar la TV y la radio hablando casi todo el día de lo mismo. Y pudimos enterarnos de que algunos piquetes informativos eran más coactivos que otros. Vamos que hubo más de un palo. En mis tiempos en el Reino Unido también los piquetes se empezaron a poner duros hasta que llegó al poder Margaret Thatcher. Ella ponía a los piquetes en su sitio. Es decir a la puerta de las empresas o fábricas con todas las pancartas, banderas y gritos que quisieran, pero rodeados de los suficientes policías para que no molestaran a aquellos que querían trabajar. De cortar carreteras con neumáticos ardiendo, inutilizar cerraduras con silicona, amenazar para que cerraran tiendas o cortar calles, nada de nada. Las manifestaciones se anunciaban con 15 días de antelación y se autorizaba el recorrido. La policía ponía carteles en los postes del recorrido anunciando la hora y recomendando a los automovilistas que evitaran esa zona en lo posible y acompañaban a la manifestación para que no se salieran del carril izquierdo, ni del itinerario autorizado. Algo así como en la Romería del Prado, pero con bastante más orden, porque se cumplían estrictamente las indicaciones de la policía. Yo tuve que sufrir varias porque tenía que pasar cerca del Palacio de Westminster a donde siempre se dirigían, pero era cuestión de un poco de paciencia y algunos minutos de retraso, porque jamás se cortaba una calle.
Esperanza Aguirre ha puesto en dedo en la llaga con sus declaraciones sobre el derecho a la huelga y el derecho al trabajo y lo que puede constituir delito. ¿Porqué entonces no se aplica la Ley?. Recuerdo, hace algunos años, una huelga de los mineros de Río Tinto en que encontré la carretera cortada en mi camino al hospital. Había varios Guardias Civiles, sería para evitar broncas o palos, pero no para dejar pasar, y tuve que esperar casi media hora hasta que los huelguistas decidieron quitarse del medio y dejar pasar. Y hay que preguntarse, si el trabajador tiene derecho a la huelga, yo también tengo derecho a circular libremente por una carretera, camino del hospital, de la playa, del supermercado, del restaurante o donde me de la gana. ¿O no? Estoy completamente de acuerdo con Esperanza Aguirre que me recuerda a la Dama de Hierro. De fuertes convicciones, suave de palabras y fuerte de hechos, con personalidad suficiente, sin necesitar la política para vivir, sino para servir y también rubia.
Tal como va el feminismo avanzando, y me refiero al feminismo bueno, puede ser que algún día no muy lejano tengamos una Presidenta del Gobierno de esas características. Y parece que el ser rubias ayuda mucho. Ya hubo otra ocasión en que Fraga propuso a Isabel Tocino, también rubia, para presidenta del Partido Popular y cedió ante Federico Trillo, Rodrigo Rato, Juanjo López y otros que proponían a José María Aznar. Pero casi podíamos haber tenido una mujer rubia de Presidenta del Gobierno.