viernes, 22 de septiembre de 2017

LO QUE FALTABA POR OÍR


Lo que faltaba por oír lo dijo Pablo Iglesias ayer para que todos lo pudiéramos oír: "Es una vergüenza que en España pueda haber presos políticos". Y el tío se quedó tan tranquilo. ¿Se olvidó de Venezuela o se confundió de país?. Lo que si es  una verdadera vergüenza es que un profesor de una universidad española, líder de un partido y miembro del Parlamento, no sepa lo que es un preso político y un preso delincuente.
Mi padre fue un preso político desde julio al 15 de agosto de 1936, por el simple hecho de ser de derechas, como veintidós paisanos más. Por orden de unos anarquistas venidos al pueblo, engañados, convencidos, obligados o pagados, por los comisarios políticos infiltrados en España a la ordenes de Stalin. Encarcelados y sentenciados a muerte por decisión de algún tribunal popular sin juicio alguno ni garantías de la más mínima defensa. Estos y muchos miles más en toda España al comienzo de la Guerra Civil. Los de este pueblo tuvieron suerte de ser liberados a tiempo por las fuerzas, que ahora llaman "golpistas". ¿Cómo llaman ahora a los que pretenden dar un verdadero golpe de Estado?. Muchos más fueron ejecutados por todo el territorio español. Miles en Paracuellos.

Los 14 presos a los que Sánchez llama "políticos", son simplemente ordinarios delincuentes a los que un Juez manda detener por no cumplir la Ley ni las sentencias judiciales, sin tener en cuenta sus ideologías o afiliación política. Eso es lo que ocurre en todos los países democráticos de verdad y no de boquilla, como en esos que financian a "El Coleta" y sus secuaces. Ya están en la calle y la justicia los juzgará. Así funciona la democracia, ni Rajoy, ni el Parlamento, ni los políticos, ni el pueblo tienen nada que ver con los que no cumplen las leyes, con el agravante de haber jurado o prometido cumplirlas y hacerlas cumplir.
¿Es esto una manifestación pacífica?