jueves, 13 de julio de 2017

RESPETAR A LOS MUERTOS

Los cristianos sabemos que hay personas (hombres y mujeres según la Real Academia de la Lengua), buenas, malas y regulares. Y las juzgamos según nos parezca su conducta hacia el resto de los humanos o hacia nosotros mismos y según nuestra opinión de las cosas. Y creemos que Dios misericordioso le dará a cada uno el premio o el castigo que se merezca, que en muchos casos puede ser todo lo contrario de lo que nosotros hayamos juzgado. Por eso es de cajón el dicho de que todos los muertos D.E.P. (Descansen en Paz).
Desde que Zapatero aprobó la Ley de la Memoria Histórica esta establecida norma de dejar a los muerto descansar en paz, se ha roto. Y los españoles hemos vuelto a las dos Españas. La de la izquierda, que remueve a sus muertos y la de la derecha que queremos dejarlos en paz. ¿Cuantas tumbas se han abierto en las cunetas de las carreteras, en Paracuellos o en cementerios rurales? Yo conozco varia familias con varios miembros de diferentes edades fusilados en Paracuellos y no han querido que se busquen los restos. Y también se de algunos que están moviendo cielos y tierra para desenterrar los retos de familiares que reposan en una fosa común en el viejo cementerio de mi pueblo. Ya han aparecido en las redes artículos sobre las 25 Rosas de Zufre, en memoria de las mujeres que fueron fusiladas en el cementerio de Higuera y que están enterradas bajo el jardín central del mismo. No tengo idea si es deseo de los familiares, que tienen todos mis respetos, o por revancha de activistas, que al cabo de los años les han forzado a reclamar. Al menos los restos de estas mujeres reposan en un lugar sagrado.
Cada uno que piense lo que mejor le parezca, yo respeto las opiniones de todos, aunque no coincidan con la mía, y creo que todos podemos aceptar que lo mejor en dejar a los muertos descansar en paz y no utilizarlos como arma arrojadiza entre los partido políticos.
Así podremos evitar el cachondeo, que aparece en la redes insociales estos días con motivo del accidente de cuatro personas que contemplaban el derribo de un monumento franquista, Por si no lo conoce, se lo narro escuetamente. 
En el monte Gaztelumendi del municipio de Larrabetzu en Vizcaya había, hasta la semana pasada, una Cruz eregida en memoria de los caídos del bando franquista (Tambien llamado "nacional"), que rompieron el Cinturón de Hierro, que protegía Bilbao en 1937 a pesar del "No pasarán". Al cabo de ochenta años el Ayuntamiento, (que no tengo ida de que partido es, ni me importa) en cumplimento de la Ley de la Memoria Histórica, decidió derrumbarla para poner otro recuerdo "en memoria de los que había dado su vida en "defensa de la libertad y contra el fascismo".
Anunciado el momento del derribo, atrajo a un considerable número de curiosos y se tomaron medidas de seguridad, que no fueron suficientes para que las piedras rotas volaran ladera abajo, hiriendo a dos hombres y dos mujeres, una de ellas con las dos piernas rotas.
No ha faltado tiempo para que las redes insociales hayan publicado la noticia, como una venganza del espirito de Franco castigando a los enemigos de la Patria. Hasta con la ironía añadida de que los heridos han sido asistidos en un hospital, fundado por el propio Franco.