lunes, 26 de marzo de 2018

DOMINGO DE RAMOS

Ayer comenzó la Semana Santa con un Domingo de Ramos que no lucía el sol, sino la niebla húmeda que amenazaba las procesiones. Nuestra Procesión de la Entrada Triunfal de Jesucristo en Jerusalén, llamada La Borriquita, pudo salir con toda solemnidad, aunque con algo de retraso y desafiando algunas nubes amenazantes. El nunca olvidado Pepe Garfia decía que la solemnidad en la procesiones consistía en que desfilaran más despacito y con mucho público. Ayer desfiló algo más ligera y comenzó con más músicos que público, aunque este se fue incorporando a lo largo del recorrido.
Yo comencé mi Semana Santa el Sábado con una inesperada ceremonia a la que fui invitado por teléfono tres días ante. La Hermandad del Señor de Sevilla, como llama Antonio Burgos a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, adelantaba el anual Besamano e invitaba a los más antiguos hermanos, ya pueden figurarse las edades, a asistir a una corta ceremonia con el privilegio de no tener que hacer cola. Excelente idea, porque desde la Plaza no se veía el final de la misma y los muchos, en sillas de ruedas, con muletas o bastones y ayuda de hijos o nietos, no hubieran podido resistir la espera en la cola.
Me llevé la agradable sorpresa de que tengo el número 19 de hermano. La dos últimas veces que salí en la cofradía, lo hice en la primera pareja de las 50 que nombran por antigüedad. Fue el último año del pasado siglo, antes de que me operaran la primera rodilla y mi hermano Paco dice que si saliera ahora, me tendrían que sentar en el Paso detrás del Señor. Tengo por orgullo ser hermano desde lo cuatro años, cuando mi abuela Guadalupe, después de la muerte de su marido Marcos, mi abuelo, gran devoto que había fallecido el día de Reyes de 1936 en Higuera me hizo hermano en su memoria. Ya era hermano desde pequeño su hijo, mi tío Marcos, que disfrutó varios años hasta su muerte de ser el número 1 de los más de 11,000 hermanos de su tiempo.
Se dice que los sevillanos tenemos tres Hermandades preferidas. Una por tradición familiar, otra por lugar de nacimiento y otra por deseo propio. Yo tengo dos por tradición familiar, la del Gran Poder y la Sacramental de mi pueblo, que fundó mi otro abuelo y de la que mi padre fue hermano Mayor muchos años. Una por lugar de nacimiento, la de la Iglesia de El Porvenir, que casualmente tiene, igual que la de Higuera, por Patronos a la Virgen del Prado y a San Sebastián, a la que vi muchas veces salir y entrar desde su primera  salida en 1940. Por deseo propio las demás Hermandades de mi pueblo.
La Hermandad de El Porvenir, conocida como La Paz, tiene por nombre Real y Fervorosa Hermandad Sacramental del Señor San Sebastián y Nuestra Señora del Prado y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Victoria y María Santísima de la Paz Coronada. Fue fundada al final de la Guerra en 1939 por militares del Parque Farmacéutico del Ejercito, que tenía su sede en el Parque de María Luisa, con el lema: "El fruto de la Victoria de Cristo es la Paz". De ahí los nombres de los titulares obras del escultor Antonio Illanes que esculpió el Señor en 1940, cuando ya tenía tallada la imagen de la Virgen y guardada en su estudio. Mi padre, que se había casado precisamente en aquella Iglesia y tenía amigos entre los fundadores, entre ellos su tocayo el Doctor Rafael Lancha, fue uno de los primeros hermanos y procesionó en la primera salida en 1940. Recuerdo el precioso recorrido por el Parque iluminada por el sol espléndido de la primavera sevillana, la vuelta por el mismo camino, su recorrido por el recinto de la Plaza de España alrededor de la fuente con  chorros de agua iluminados y la llegada a la Parroquia a media noche entre las calles abarrotadas de vecinos. Cuando mi padre llegó a casa de mi abuela, se derrumbó en la cama con túnica y capirote. Venía hecho polvo con las doce horas de recorrido. Este año se han cumplido los 78 años desde su fundación y es la primera en salir el Domingo de Ramos, tiene uno de los más lagos recorridos y según estadísticas es la más vista del Domingo de Ramos, especialmente por su recorrido por el Parque de María Luisa tanto diurno como nocturno.
Desde la vuelta del Reino Unido solíamos ir todos los años a ver la salida y parte del recorrido por el Parque, pero desde que perdí a Patricia, no había vuelto a verla. Ayer pude verla en televisión, no por el Parque, sino desde la Plaza del Duque hasta le entrada por la calle Sierpes. Precioso recorrido con nazarenos de a tres, pero no es lo mismo entre los árboles del Parque que entre edificios como el Corte Inglés, Zara, Macdonal, Confitería La Campana o, lo que es peor, la tienda Body Shop.  Ahora prefiero ver otra de mi pueblo, La Borriquita, que también tiene un largo nombre: "Agrupación Parroquial del Santísimo Sacramento, San Sebastián y la Entrada Triunfal de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén". Lo dejamos como La Borriquita, que nos es irrespetuoso, como tampoco lo son El Cachorro, La O, la Cena o La Canina. Cosas de Sevilla y sus Cofradías
Cola en la Plaza de San Lorenzo