viernes, 23 de septiembre de 2016

U.K. IS DIFFERENT

No me he equivocado de título. Nunca lo han usado. No hace falta decir que un País que circula por el lado izquierdo de la carretera, es diferente a la mayoría de los países del mundo que lo hacemos por la derecha. Lo de "Spain is different", fue una consigna publicitaria de los años sesenta, ideada por el Ministro de Educación y Turismo, Manuel Fraga, para promover nuestro País en el mundo como atractivo turístico, en una época en que creían que Europa terminaba en los Pirineos. Algo así como si estuviéramos en África. 
El slogan se popularizó internacionalmente y la industria turística se convirtió en el principal motor de nuestra economía. Y después de más de cincuenta años continúa siéndolo al punto de que en 2015, nos visitaron 68,2 millones de turistas y perece ser que este año vamos a superar ese número.
United Kingdom también es diferente, aunque no lo digan, porque no hace falta, se le nota enseguida. Y no quiere decir eso que sea mejor o peor que España u cualquier país del mundo. Tiene, como todos su cosas buenas, sus cosas malas y muchas cosas simplemente diferentes.
Una de las cosas que más me llamó la atención, en mis treinta y cuatro años viviendo allí, fue la inexistencia del Documento Nacional de Identidad. Diferentes gobiernos han tratado de crearlo y, hasta ahora, no ha sido posible. Los británicos no aceptan el estar registrados por el Gobierno, sin darse cuenta que lo están por la Seguridad Social (cuyo número sustituye al de nuestro DNI), por Hacienda, por el Banco, por la empresa en que trabaja y muchos organismos más, ya sean oficiales o privados.
Durante el último Congreso del Partido Conservador al que asistí antes de volver a España en 1996, coincidí a la entrada con Michael Portillo, entonces Ministro de Defensa, con el que tenía buenas relaciones, desde hacía bastante tiempo ya que era hijo de español e inglesa. Después de saludarnos me pidió que le acompañara a un stand donde estaban promocionando el uso de un carnet de identidad. Nos sentamos frente a una cámara fotográfica, dimos uno datos y en dos minutos teníamos en nuestras manos sendos DNI, que eran casi una copia exacta del español.
Al cabo de veinte años ningún gobierno ha sido capaz de introducir un documento de identidad. Hay una demanda de varios sectores de los ciudadanos que están a favor. Los jóvenes y los que viajan con frecuencia, que podrían hacerlo por Europa sin tener que pagar (creo que ha llegado a las 150 Libras) por un pasaporte o los dueños de bares y discotecas que no pueden saber la edad de los clientes.
Y usted dirá: ¿Qué pasa si la policía pregunta a un ciudadano por su identidad?. Pues sencillamente que se la dice y el policía le cree, porque el ciudadano sabe que si miente, puede terminar en la cárcel. Claro que habrá casos, porque hay gente "pa tó". 
Sin embargo el control policial de los extranjeros que visitan el R.U. era realmente estricto y eficaz. Cuando me concedieron el permiso de trabajo al finalizar el de permanencia en el país por tres meses, tuve que sacar una especie de librito o pasaporte con la policía, donde todos mis datos se recogían, que constaba de varias páginas en blanco donde se registraban todos los detalles del permiso de trabajo, concedido por el Ministerio de Interior, así como lo detalles de la empresa. Para cambiar de trabajo o de alojamiento, había que registrarlo con la policía que lo hacía constar en el librito. Cualquier anomalía o falta era motivo para que te pusieran de patitas en la calle y en dirección directa a tu país.
Por lo contrario, si durante cuatro años cumplías con todos los requisitos, automáticamente te daban permiso de residencia permanente con las mismas condiciones que los británicos, con las únicas excepciones de no poder votar o formar parte de un jurado. Ya no fue necesario el librito y siempre me alegré de no ser responsable de votar por ningún partido y de no mandar a nadie a la cárcel o, lo que sería mucho peor, a la horca que no se abolió hasta 1967.