domingo, 21 de junio de 2009

SUBVENCIONES



Un país que vive a fuerza de subvenciones, nunca puede sobrevivir para siempre. Se acostumbra a la ayudas, vive mamando de la teta gorda y cuando esta se seca ya no sabe qué hacer.
No tengo idea de la cantidad de dinero que España ha recibido de la Unión Europea desde su ingreso el 12 de junio de 1986 hasta ahora. Han pasado 23 años y quizás aquí no quepan los ceros.
Ha habido toda clases de subvenciones y casi para todo, por todos lados hemos estado viendo carteles anunciando obras con dinero de Europa. ¿Pero se ha aprovechado bien ese dinero?
En Higuera hemos tenido unos ejemplos muy claros:
El arreglo del camino de Las Tobas. Poco después de terminado hubo que arreglarlo y cuando estaba arreglado lo destruyeron intencionadamente.
La Escuela del Corcho. Construida hace varios años con dinero del Fondo Europeo y ahí está sin darle el uso para lo que fue creada.
El Centro de la Naturaleza de El Charcón, también con ayuda europea y solo se abrió el restaurante que duró solo unos meses.
Pues estos y otros muchos proyectos multiplicado por los pueblos y ciudades de España deben sumar unas exorbitantes cantidades, que en muchos casos habrán conseguido sus metas. Pero en otras muchas no y esto se acaba y un día no muy lejano, no solo se acabarán estas ayudas, sino que tendremos que ayudar a los nuevos países que constituyen la actual Unión Europea.
¿Y qué me dicen de la subvenciones del Gobierno de España, de los Gobiernos Autonómicos, de la Diputaciones y de los Ayuntamientos? Mejor no hablar. Porque no hay un club, una asociación, una agrupación, una fiesta, una hermandad, una banda de música, un equipo de fútbol o una organización de cualquier clase, que no reciba ayuda. Así, por ejemplo se han multiplicado las asociaciones de todo tipo.
Y pongo un ejemplo que he vivido. En los últimos años del Gobierno de Franco, se abrió en Londres un colegio bilingüe en un edificio, antiguo convento, que donó D. Vicente Cañada Blanch.
A partir de entonces el Instituto Español de Emigración organizó unas escuelas complementarias de Lengua e Historia Española en aquellas ciudades que lo solicitaran con un determinado número de niños españoles. En una de ellas fue donde mis hijos aprendieron a hablar español y a querer a España. El primer gobierno socialista de Felipe González empezó a ofrecer ayudas para las asociaciones de padres de las escuelas complementarios. Eso hizo que se crearan tantas asociaciones de padres como escuelas había. Pues hubo de todo. El presidente de una de ellas cobró el cheque que recibió cuando ya se volvía a España retornado y le sirvió para el viaje.
La de la escuela a la que asistían mis hijos devolvió el cheque del segundo año porque con la pequeña cuota que pagábamos los padres y algunas rifas que hacíamos, nos sobraba dinero para las actividades que organizábamos con los niños. Tengo copia de la carta de renuncia a las ayudas.
Así que creo que hay que irse preparando para funcionar solos. Y que las ayudas sean para un comienzo en organizarse, pero más adelante hay que funcionar con las propias fuentes de ingresos.

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