Esta foto fue tomada en la Ermita del Cristo del Rosario de los prisioneros de lo rojos, que después fuero trasladados a la de San Antonio. El crimen que habían cometido era simplemente el ser de derechas.
El 15 de agosto de 1936, esos prisioneros de los rojos del Frente Popular, fueron liberados por las fuerzas Nacionales que ahora se conocen como golpista, sublevadas, fascistas, franquistas y rebeldes.
Muy cerca, en una de las últimas casas, en la izquierda de la calle Larga, estaba la llamada Casa del Pueblo, sede del Frente Popular, a cuyas puertas se encontraban unos bidones de gasolina. No había suficiente para los planes que los rojos habían preparado para ese día, que era simplemente, quemar la Ermita del Cristo, la Iglesia Parroquial y la Ermita de San Antonio. La Iglesia con todos los retablos destruidos y la de San Antonio, con todos los prisioneros dentro. Solo faltaba para consumar el plan, la llegada de un camión que traía suficiente gasolina para consumar la barbaridad.
Afortunadamente, cuando el camión llegó al Puente de los Cocederos las tropas nacionales ya estaban entrando en el pueblo y pudieron interceptarlo. Hubo el consiguiente combate entre ambos bandos con algunas victimas de combatientes y de inocente paisanos. No quiero dar nombres, que todos conocemos, pero los rojos derrotados tuvieron que huir y el pueblo fue liberado.
El pueblo, eminentemente católico y devoto de la Santísima Virgen María, decidió colocar dos preciosos azulejos, uno a nuestra Patrona la Virgen de Prado y otro a la Virgen de Los Reyes, en cuyo día había sido liberado de la hordas marxistas.
El alcalde socialista que nos gobernó durante veinte años, era un experto en hacer desaparecer azulejos. ¿Por propia iniciativa o porque así se lo mandaban?. Recuerdo el que recordaba los Guardias Civiles que murieron defendiendo su Cuartel, que alguien justificó "porque no querían rendirse y entregar las armas". El de la Virgen del Prado que había en la torre, con sus faroles y el tejadito, para sustituirlo por otro "sin palabras ofensivas". El del nuevo colegio, porque llevaba el nombre del alcalde franquista que lo consiguió y no pudo inaugurarlo. Los que había en la fachada del Ayuntamiento,. como el del antiguo escudo del pueblo o el de un eminente farmacéutico. Se intentó quitar el del Paseo, con la Virgen de los Reyes, y al estar en una propiedad privada la dueña de la casa se opuso, ganándose el calificativo de "señora rica y orgullosa".
Al cabo de más de quince años y con motivo de la remodelación del Paseo, su ha iniciado una campaña para hacerlo desaparecer. Ya algunos expertos han asegurado que el azulejo es una joya y le da vista y esplendor al nuevo Paseo. Durante más de ochenta años, nadie en el pueblo ha protestado por la presencia de ese precioso azulejo, que preside nuestro Paseo. ¿Vamos a consentir que nos lo quiten por presiones políticas que vengan de fuera?. ¿Qué le importa a la Asociación de la Memoria Histórica de Huelva, lo que haya en nuestro pueblo?
Señor Alcalde. Manténgase firme. No haga caso al grupito de resabiados de su propio partido, que no aceptan los resultados de las urnas, y aprovechan las redes sociales (o insociales) para dividir nuestro pueblo queriendo volver al pasado, después de cuarenta y cuatro años de una Transición, en la que todos los partido políticos acordaron pasar página y mirar al futuro en paz y armonía.
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