Estoy celebrando hoy el Día del Orgullo de Ser Español. Hace unos días vi una sugerencia en Facebook y me pareció muy buena idea. No he vuelto a ver nada más, pero recogí el reto y lo estoy llevando a la practica.
Desde esta mañana temprano ondean en el balcón de mi casa dos banderas españolas. Las dos banderas de mi vida. La que conocí a los cuatro años, me acompañó en la niñez y la juventud, le di escolta como cabo gastador en los desfiles de los Flechas, juré defenderla con mi vida en los campos de Tablada con el uniforme de soldado del Ejército del Aire, me acompañó al Reino Unido, ondeaba en las mesas de las comidas de la Cámara de Comercio Española en Londres y en las cenas del Orange Ball (junto con la británica) y ondeó en mi coche recorriendo los barrios londineses de Portobello y Victoria, donde vivían muchos españoles, en la primera campaña electoral de España. Si. Esa que ahora llaman anticonstitucional, preconstitucional, franquista o la del pájaro.
La otra es la actual. La que llaman constitucional. La que representa a España desde la Transición y, hasta ahora ha sido tratada con miedo a que a uno le llamen fachas. Esa que ha ondeado en Suráfrica, en España y en todo el mundo (incluido el Empire State Building), gracias a unos muchachos que han ganado la Copa del Mundo jugando al buen fútbol. Muchachos españoles como los que hace años conquistaron medio mundo. Castellanos, vascos, catalanes, andaluces y extremeños, todos unidos.
Yo nací bajo la bandera de la República. Pero esa me trae malos recuerdos. La primera vez que recuerdo haberla visto, fue cuando los rojos se llevaron preso a mi padre, va a hacer ahora 74 años. La portaba un anarquista con mono azul y boina negra. La segunda vez fue unos días más tarde, el 4 de agosto, cuando acompañó al entierro de mi abuela paterna, en vez de la manga parroquial como era costumbre, porque el cura del pueblo también estaba preso. Creo que fue el primer y único entierro laico.
También conviene recordar que hoy es 18 de julio. Fecha tabú para los socialistas españoles y la izquierda en general, que ya no se menciona en la Tele ni en los periódicos, que no se celebra y que tratan de que pase desapercibida, paro que muchos recordamos con "talante" y "sin acritud", pero que no podemos olvidad para que no se repita. ¡Viva España!