Como todavía los políticos no se han puesto de acuerdo y hay un verdadero guirigay en las autonomías y en casi todos los ayuntamientos, voy a dejar la política hasta que se aclare el panorama y se despeje la atmósfera. Hasta los programas televisivos de debate, que me gusta ver por las noches, están más que insoportables y los contertulios están perdiendo las formas. Ya ni siquiera respetan los turnos de palabras como hacían antes.
Vamos perdiendo las formas, el respeto y hasta la educación y buena prueba de ello es la que montaron el sábado en el Nou Camp, ante su Majestad el Rey, miles de espectadores y millones de televidentes. Mi amigo Gracián, que tiene buenos golpes, dice que el hubiera sido el Rey, felicita al capitán del equipo por haber ganado, pero no le da la Copa. Porque hay que preguntarse: Si los vascos y catalanes no quieren al Rey y además no quieren ser españoles, ¿por qué carajo entran en la competición?. Eso no lo digo yo, que no me gusta usar palabrotas, lo ha dicho muy claro Alvaro Ojeda, que habla asi.
Me ha venido a la memoria una anécdota de hace ahora cincuenta y dos años, en mi primer año en el Reino Unido. Trabajábamos en un restaurante de Cookham Village dos españoles y sevillanos y en nuestro día libre solíamos ir al cine para oír buen inglés, ya que los compañeros de trabajo eran italianos, polacos, portugueses y hasta un marroquí, de los cuales era imposible aprender la correcta pronunciación del mal inglés que hablábamos todos. Era costumbre en todos los cines al terminar la última sesión, tocar el National Anthem mientra en la pantalla salía la Reina y algunos fotogramas de la familia Real. Inmediatamente todo el personal, ya saliendo por los pasillos o todavía en sus butacas, se ponía de pie, vuelto a la pantalla y en actitud de firme, hasta que terminaba el himno. Gabriel, que así se llamaba mi compañero, intentó seguir su camino hacia la salida cuando un venerable anciano lo paró con un firme: They are playing the national anthem. Gabriel intentó seguir con la contestación de: Yes, but I am spanish. El anciano lo miró fijamente y le dijo: OK, but you are in England. Se tuvo que esperar hasta que terminó el himno.
O sea, que hay que respetar las costumbres estés donde estés, que lo ingleses resumen en "Whem in Rome, do as the romans do." que se entiende perfectamente. Más cuando en aquellos años en España se hacía lo mismo con la Marcha Real y la foto de Franco en la pantalla inaugurando un pantano.
Los nacionalistas catalanes, los vascos o ambos, han perdido las formas, el respeto y la educación y buscan el terminar mal. Pero el Gobierno debería tomar medidas contundentes y no permitir que la cosa llegue más lejos. La señora que ya se cree la alcaldesa de Barcelona ya ha dicho que las leyes que no les gusten no las va a acatar. Y para colmo dirigentes del PSOE consideran que pitar al Himno Nacional, no es delito. Pues si no lo es, debería serlo y gordo, con cárcel incluida.
Ya es hora de que adoptemos una letra para que podamos cantarla sin complejos, si no con el brazo en alto, al menos con seriedad o la mano en el corazón como los americanos. La de Pemán, que no era de Franco, sino de 1928, aunque después de la Guerra Civil, se cambió el "alzad la frente" por "alzad los brazos" y los "yunques y las ruedas" por "los yugos y las flechas", que esto último tampoco era de Franco, sino de los Reyes Católicos en el escudo de España. Parece ser que los españoles somos el único pueblo que no está orgulloso de su pasado, sea bueno o malo. ¿Por que no volver a la letra original de José María Pemán, que no ofende a nadie, sino que ensalza nuestra Patria?