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Ayer se celebró en mi pueblo el XLIII Festival Taurino, ya reconocido como el El Festival de la Sierra. Anunciado para el domingo 10 por la mañana, se aplazó hasta hoy, domingo 17, y visto que todos los partes meteorológicos daban agua para hoy, se adelantó al día de ayer por la tarde. Acertada decisión.
Muchos espectadores con paraguas y todos mirando el cielo hasta que empezó el festival. Entonces todas las miradas se dirigieron al ruedo. Cinco rejoneadores, cinco, como pueden ver en el cartel. Desde el ya veterano Fermín Bohórquez, hasta el joven Manuel Moreno, pasando por los portugueses Diego Ventura y Francisco Palhas y el escacenero Andrés Romero. Pudimos disfrutar de la experiencia y veteranía de unos y la valentía y arrojo de los más jóvenes. Pero sobre todo, de los magníficos caballos, su excelente doma y la casta y trapío de los novillos, En total diez orejas y un rabo.
Han pasado muchos años, cuarenta y cuatro, desde que por iniciativa de Francisco Girón, conocido por el Cura Girón, se celebró el primer festival a beneficio de la Cabalgata de Reyes Magos y la Residencia Asilo Nuestra Señora del Prado. Han pasado por la plaza de Higuera innumerables toreros y han colaborado muchos ganaderos todos ellos gratuitamente. Un día, cuando se consiga el ansiado Museo Taurino, Higuera se lo agradecerá a todos ellos. Rocío de la Osa, en la entrega del cuadro de Eva Florencio que ilustra el cartel, al homenajeado Javier Buendía y los recuerdos a los rejoneadores, dijo que: estaba segura de que en alguna de la gradas estarían sentados el Cura Girón, Diego Puertas y Pedro Macias, que nos habían dejado en estos últimos años.
Así debería ser, porque el Cura Girón tenía fama de hacer que los festivales no se mojaran y así fue. Hasta que llegó el quinto y los tres que estaban "mirando desde arriba" acompañados de los toreros como Manolo González o Antonio Ordóñez y los ganaderos como Juan Pedro Domecq, Manuel Prado o Luis Algarra, no pudieron controlar la emoción y se les escaparon unas lágrimas que nos llegaron como gotas de lluvia. Y entonces vino el gran final con la lidia del sobrero por Ventura y Bohorquez a pie y los banderilleros a caballo. Bonito espectáculo nunca visto en Higuera.
No eran "uno, dos y tres,. tres banderilleros en el redondel" de Gabriela Ortega. Eran cuatro rejoneadores a caballo, poniendo banderillas. Lo despachó Ventura de un estoconazo, después de dos pinchazos, no le habían dejado sitio con tantas banderillas, y hubo trofeo para el novillo de José Murube, que aguantó peleando con nobleza hasta el último momento y se llevó la gloria mayor que puede tener un toro bravo: la vuelta al ruedo.
La empresa Excmo Ayuntamiento, el organizador Domingo Moya y el colaborador Nono Díaz, pueden estar orgullosos de una magnífica e inolvidable tarde de toros y toreros a caballo.
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