Ni en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ni en el de Oxford, he encontrado ningún adjetivo que califique con exactitud la corrupción en la Junta de Andalucía. Todos me parecen demasiado suaves. Y en esto no le pueden echar la culpa, ni al Partido Popular, ni a Rajoy, ni al Gobierno Central.
Es el Partido Socialista, cada vez menos obrero y menos español, el que nos ha estado des-gobernando desde la Transición. ¿Sabremos algún día cuanto se han embolsado los chorizos de la Junta, cuanto se ha malgastado y cuanto se ha dejado de emplear?. De momento se habla de los dos fondos de reptiles, el de los EREs con 1,200 millones de euros y ahora el de los cursos de Formación para el Empleo, calculado en 5,096 millones de euros. "Casi ná", me dijo ayer mi amigo Gracián cuando vio las cifras que publicaba ABC. Las pueden ver en el recuadro porque hablan por si solas. 13 años formando para el empleo y ¿dónde está el empleo?. 13 años en los que nuestros des-gobernantes nos han llevado a estar los últimos en todas las estadísticas de crecimiento y los primeros en desempleo y corrupción. Una honra para todos los andaluces que, todavía y después de todo esto, siguen confiando en un partido que ha montado un régimen dictatorial para amigotes, familiares y posibles votantes. ¿Se acuerdan de los caciques que compraban los votos por un duro de los de antes?. Pues igual. Solo que los caciques compraban los votos con su propio dinero y el partido Socialista los compran con el dinero publico. Ellos ya han dicho que el dinero público no es de nadie. El dinero público es de todos, pero los socialistas, como decía Margaret Thatcher,"son magníficos expertos en gastarse el dinero de los demás".
La instrucción, impecablemente instruida por la juez Alaya, de los EREs ya ha pasado a los Tribunales correspondiente que tendrán que juzgar a más de doscientos imputados entre lo que hay dos ex-presidentes, cinco consejeros, una ex-ministra y una ristra de altos cargos, intrusos, conseguidores, agentes y pare usted de contar. Para el bien de la Justicia, cada uno debería pagar por su responsabilidad y devolver el dinero que se haya llevado y luego cumplir la condena que le corresponda. Esto, más o menos es lo que tanto Susana Díaz como Pedro Sanchez han prometido al tomar posesión de sus cargos. ¿lo harán?. Ya hay quién admite apuestas.
Ya que tanto hablamos y repetimos de la Memoria Histórica, quiero hacer mención de un caso del franquismo.
Acabo de terminar la lectura de "La Invención de la Pólvora", último libro de mi buen amigo de la juventud y de la madurez, Aquilino Duque, a quien quiero agradecer públicamente las varias menciones que hace de mi padre, mi hermano y yo mismo.. Cuenta Aquilino en el capítulo 32 el juicio que se celebró allá por el año 48 o 49 del siglo pasado, contra un alcalde de un pueblo de Sevilla, que a su vez era jefe local del Movimiento (o sea, de Falange) y jefe del sindicato de Alimentación, que al parecer había abusado de sus cargos. La primera reacción de su jefe superior, el Gobernador de la Provincia, fue llamarlo a su despacho y castigarle, como se hacia con los niños de las escuelas, a estar en un rincón del despacho de cara a la pared, para ejemplo de todos los visitantes. Se celebró el juicio teniendo como acusador privado a un capitán jurídico del Aire, que representaba a la Falange como "acusadora de su indigno jefe local". Fuera cual fuera la sentencia del juicio, que no la menciona, es un ejemplo que deberían seguir todos los partidos en vez de escusar y defender la honorabilidad de sus implicados en delitos, antes de que los jueces dicten sentencias.
Se de otro caso que ocurrió en mi pueblo y que otro día contaré con más tiempo y más información.
Dejemos a los jueces hacer su trabajo sin presiones, interferencias, recomendaciones o soborno, en la confianza de que, si no hacen bien su trabajo, la propia Justicia los condene. Ya ha habido varios casos de jueces condenados por varios delitos.