Se hunde según las encuestas, según sus seguidores, según se ve desde fuera y según Zapatero, tan aficionado a encontrar soluciones a los problemas que él mismo crea y que se ha plasmado claramente en la viñeta. No solo recibió pitadas y un gran abucheo durante la celebración del Día de la Hispanidad. Día de la Raza, o Día de la Fiesta Nacional, sino que esos mismos pitidos y abucheos, van bajando el escalafón hasta llegar al nivel de alcalde.
Ayer, a bombo y platillo, se inauguraba la restauración de la Plaza de España, uno de los edificios emblemáticos de Sevilla, al cabo de varios años de restauración y varios miles de euros. La obras se iniciaron hace algunos años siendo Presidente de la Junta de Andalucía el ahora Vicepresidente Tercero del Gobierno Don Manuel Chaves. No se quiso perder el acto y creía que se podía dar un baño de multitudes y recibir el reconocimiento de los sevillanos, que estaban hasta las narices de la lentitud de la obras. Creo que la Plaza ha quedado muy bien y hasta ya hay barcas en la ría. No serán como aquellas que usábamos los estudiantes hace más de sesenta año, cuando hacíamos abordajes debajo de los puentes, para que no nos vieran, y siempre alguno terminaba en el agua.
Acudió, como no, junto al alcalde, Monteseirin, no el otro que es el que realmente manda en la ciudad, porque en siete meses habrá elecciones municipales y hay que aprovechar todo lo que pueda traer votos de gente agradecidas. Pues se equivocaron. Fue tal el abucheo y la pitada que tuvieron que refugiarse en la Delegación del Gobierno. Chaves había ya culpado a la "derecha" de organizar la pitada a Zapatero del pasado martes en Madrid y ahora llega a Sevilla y no es la "derecha", sino los trabajadores (sin trabajo y con trabajo) los que les reciben de esa forma. Pero Chaves debe de estar acostumbrado, ya que hace dos semanas le pasó lo mismo en Huelva, hasta el punto de que le siguieron por todo su recorrido y cuando fue a la Diputación, entró por la puerta trasera, para evitar lo que le esperaba en la puerta principal.
Y es que Don Manué no escarmienta. Se debería quedar en Madrid dedicado a su puesto en el Gobierno y procurando incrementar su patrimonio personal, ya que no supo hacerlo en su época de Ministro de Trabajo (con más paro y menos trabajo) y en la de Presidente de la Junta de Andalucía. Vamos que si no se da prisa, le va a llegar la jubilación con los tres mil euros que tiene ahorrados según sus datos.
Y el alcalde Monteiserín, eso de "cabezadeserrín" es un mote de mal gusto, porque yo creo que en vez de serrín la tiene llena de pajaritos, que vuelan alto hasta las setas de la Encarnación y quieren volar más alto todavía a la azotea de la Torre Pelli, aguantando otra pitada antes de desaparecer de Sevilla.¿A donde le mandarán?. Se dice que le están preparando una Embajada.
¿Servirá de Embajador? Puede que si, porque si Moratinos es Ministro de Exteriores, no veo ninguna razón para que Monteseirín no pueda ser Embajador. Los dos tienen la misma sonrisa y cara mofletuda, la misma incapacidad para representar a España en el exterior y el mismo deseo de seguir figurando en lo que sea y como sea. El prestigio de España es lo de menos.
El Gobierno, si no se cree las encuestas, debería creer la actitud del público, ¿no tienen una oficina de atención al ciudadano?. Pues ya va siendo hora de que escuchen el clamor ciudadano y lo de ayer en la Plaza de España de Sevilla es un claro aviso de lo que les espera en unos meses a los alcaldes y al Gobierno, cuando Zapatero lo decida. Mientras más pronto, mejor. Si el PSOE se hunde, allá ellos, pero que no hundan España con ellos.