La Juez Alaya y el Juez Ruz están estos días compitiendo a ver cual de ellos es causante de más noticias con las que rellenar la prensa, la radio, los telediarios y los debates de las diferentes cadenas de televisión. Nadie se acuerda de los seis millones de parados ni de la chulería de los ingleses de mandar a Gibraltar el submarino Tireless, para conmemorar los 300 años del Tratado de Utrecht, que nunca han cumplido. Los EREs andaluces y el caso Bárcenas son más importante. Que también depende de lo que publica ABC, El Mundo, El País o cualquiera de las cadenas de radio o televisión. El clamor de toda la izquierda (que no puede aceptar que la derecha obstubiera mayoría absoluta) es sencillamente la dimisión del Presidente. Y no solo lo pide públicamente Rubalcaba, Alfonso Guerra (que es esto coinciden) sino Cayo Lara, los catalanes (con condiciones a su favor) sino hasta "Change, Org,", que me acaba de enviar un correo pidiéndome que firme una petición a algún diputado de Huelva, exigiendo la dimisión de Rajoy. Y viene nada menos que de su sede en New York. Mariano: Ni caso, Tu a lo tuyo.
¿Cree alguien que me conozca, que voy a firmar una petición de esta clase.? Es que con esto de las redes sociales, las organizaciones a través de Internet y la privacidad que la tenemos perdida, se organizan unos juicios paralelos que absuelve o condena mucho antes que los Jueces. Pero a un posible candidato a las primarias del PSOA, no le aceptan las firmas recogidas a través de Internet y se le aplica la Ley del Embudo. Esa que discrimina entre los cuarenta (o los que sean) millones de Bárcenas, que todavía no se sabe de donde han salido y los más de mil millones de los EREs, que si se sabe.
La corrupción ha existido siempre y seguirá existiendo mientras exista el "poderoso caballero don Dinero" que decía Quevedo. Los que hemos leído los Evangelios sabemos cómo Judas traicionó al Maestro por treinta monedas. Y era uno de los doce escogidos, Pueden figurarse los que puedan haber en cada partido político si aplicamos las misma proporción, arriba o abajo. Pero para el PSOE siempre ha sido rentable la mentira, la calumnia, la manipulación, la falsedad, la paja en el ojo ajeno y la Ley del Embudo.
En el Reino Unido nunca vi, en treinta y cuatro años, nada semejante. Allí eran más frecuentes la dimisiones por asuntos de entrepiernas, ya me entienden, y no los usaban la oposición, sino los propios compañeros de partido, que no podían consentir una degradación moral de sus miembros. El único episodio que recuerdo fue el de dos parlamentarios conservadores que recibieron mil libras cada uno de un empresario que había ganado, en buena lid, una contrata en una subasta totalmente legal. Lo publicó un periódico y sus compañeros les obligaron a devolver el dinero y pedir públicamente perdón en el Parlamento..
Y hablando de mis años en el Reino Unido, me viene a la memoria el día que la BBC Internacional me invitó a participar y comentar la noticia del escandálo de los Gal. Sin preparación, sin guión y sin saber qué me podían preguntar, me sentaron a la mesa grande en la que dos presentadores estaban dando las noticias y sin más, la presentadora me preguntó como se pronunciaba Girón en español. Y en cuanto su compañero dejó de hablar, me presentó como el presidente de la Gestora del Partido Popular en el Reino Unido y empezó a preguntarme mis opiniones sobre el caso. Después me enteré de que también habían invitado al representante del PSOE, que había declinado la invitación. Tengo la cinta con mi intervención de solo unos minutos, muchos para un telediario, que está a disposición si alguno de mis lectores tiene interés en verla. Claro que está en inglés, pero puedo anticipar que terminé diciendo "que Felipe González no dimitiría porque estaba muy cómodo en el sillón de la Moncloa y no quería sentarse en el banquillo de los acusados y menos aún en el más incómodo de la cárcel." Y así fue. Los que si fueron a la cárcel fueron el Ministro del Interior José Luis Barrionuevo y el Secretario de Seguridad del Estado Rafael Vera. Los don fueron condenados a 10 años de cárcel y 12 de inhabilitación. El Gobierno hizo todo lo posible por sacarlos de ella, el primero solo estivo unos meses y el segundo unos tres años, por los delitos del secuestro de Segundo Marey y malversación de fondos públicos reservados. Se habló de unos 600 millones de pesetas o casi cuatro millones de euros. Y quedó solo en eso porque el Mister X, que era la cabeza de la trama, no llegó a ser citado por el Juez que instruía el caso.¿Verdad, don Baltasar? .
Por mucho menos dinero y sin terminar la instrucción del Juez Ruz, Rub-al-Caba quiere que el Presidente dimita y amenaza con una moción de censura que sabe que no puede prosperar, pero si desviar la atención de la prensa sobre los EREs andaluces. Porque no es lo mismo cuarenta millones (o los que sean) de Bárcenas, que los más de mil de los trabajadores andaluces. ¿Les suena esto a embudo?
Los españoles estamos deseosos de, que tanto Doña Mercedes Alaya como Don Pablo Ruz, terminen su investigación y vayan el trullo los que tengan que ir.
Felipe González no fue pero perdió las elecciones. Chaves, Griñán, Magdalena y Co., puede que si. Rajoy está más preocupado por poner a España en pie que por que le puedan o quieran imputarle y puede que gane las próximas elecciones dejando en ridículo a toda una izquierda que se cree democrática, pero que no puede asumir que gobierne la derecha. Tendrá más tiempo para continuar con las reformas y poner los poderes del Estado cada uno en su sitio.
Vergüenza me da publicar las fotos de un Presidente y un Ministro despidiendo con un abrazo a dos compañeros condenados a prisión por delitos probados. Pero yo no puedo remediar que los socialistas sean así. Felipe González no fue pero perdió las elecciones. Chaves, Griñán, Magdalena y Co., puede que si. Rajoy está más preocupado por poner a España en pie que por que le puedan o quieran imputarle y puede que gane las próximas elecciones dejando en ridículo a toda una izquierda que se cree democrática, pero que no puede asumir que gobierne la derecha. Tendrá más tiempo para continuar con las reformas y poner los poderes del Estado cada uno en su sitio.