No es el comienzo de un poema, aunque si tiene el mismo sentido de dolor y sentimiento de pena que Lorca expresaba por la muerte de Ignacio Sánchez Mejias.
No ha muerto ningún torero. En las corridas de San Isidro, ha habido espeluznantes cogidas sin graves resultados. Según muchos madrileños, el Santo los proteje. Se trata de dolor y sentimiento, en este caso de miedo, por lo que le pueda pasar a España. Y no me llamen agorero, pesimista o exagerado. A las once y treinta terminaba la votación que le daba la Presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez. Pasará a la historia como el primer presidente desde la transición, que consigue la presidencia sin ser diputado y sin que le vote el pueblo.
El resultado estaba previsto desde ayer y hay que respetarlo y aceptarlo, como exige la democracia, "aunque no nos guste". Yo era partidario de que Rajoy, dimitiera antes de la votación para evitar esta. Esto daba la posibilidad al Partido Popular de continuar gobernando en funciones, hasta que hubiera nuevas elecciones, en las que participaran todos los españoles y no solo los diputados. Rajoy que siempre ha sabido lo que hay que hacer y lo que más le conviene a España, a la que siempre llama por su nombre evitando el "este país" como le llama continuamente la izquierda, ha decido aguantar hasta el último momento y perder con dignidad.
Me quedo con sus palabras de despedida. "Me siento orgulloso de haber sido presidente de España y dejarla mejor que me la encontré y deseo al señor Sánchez que pueda decir lo mismo cuando llegue el día".
Habrá que darle los habituales 100 días de gracia (si es que llega) porque los compañeros que le han ayudado a conseguir su desmedida ambición de poder, no son muy de fiar. Claro que él, tampoco. Su idea de reformar la Constitución para convertir España en una república federal y su compañía de comunistas, separatistas, nacionalistas, terroristas y extremistas, me recuerdan las dos nefastas Repúblicas, que ya saben cómo acabaron.
Me quedo con sus palabras de despedida. "Me siento orgulloso de haber sido presidente de España y dejarla mejor que me la encontré y deseo al señor Sánchez que pueda decir lo mismo cuando llegue el día".
Habrá que darle los habituales 100 días de gracia (si es que llega) porque los compañeros que le han ayudado a conseguir su desmedida ambición de poder, no son muy de fiar. Claro que él, tampoco. Su idea de reformar la Constitución para convertir España en una república federal y su compañía de comunistas, separatistas, nacionalistas, terroristas y extremistas, me recuerdan las dos nefastas Repúblicas, que ya saben cómo acabaron.
¿TENDREMOS ESTO OTRA VEZ?