Decíamos ayer....es una famosa frase para continuar algo que se ha dejado por un tiempo y que ha sido achacada a Plauto, Herodoto, Fray Luis de León y Unamuno, que yo sepa. Con permiso de quién corresponda, terminaba diciendo, no ayer sino el pasado día 17 en este blog, que de Gibraltar hablaríamos otros día. Realmente no creí que fuera tan pronto, porque al día siguiente ya leí la noticia de otra afrenta de los llanitos a los españoles. O sea, que no he tenido que estrujarme la mollera. Los periódicos me han dado suficiente material, escrito y gráfico para llenar esta página.
Se trata de la incursión de la policía británica en territorio español, entrando ilegalmente en un piso de San Roque para llevarse, por las buenas, dinero y objetos que al parecer, procedían de un atraco en Gibraltar. Esto se añade a la prohibición a la Guardia Civil de no acercarse al puerto y los agravios anteriores de disparar a una boya con los colores españoles, al arresto de cuatro Guardias Civiles que, persiguiendo a unos narcotraficantes, entraron en el puerto y al acoso de la Armada a una lancha de la Guardia Civil, que patrullaba en aguas españolas. Y todo esto en menos de un año.
Yo recuerdo años anteriores donde las policías española y británica, trabajaban juntas y se pasaban toda la información, necesaria dando por descontado una estrecha cooperación. Cuando la prensa británica empezó a llamar La Costa del Crimen a nuestra cosa del Sol, la BBC o quizás la ITV, sacó una serie muy entretenida rodada en la Costa, con las peripecias de dos ex-policías retirados, uno de ellos Alfred Molina, británico de padre español y la magnifica Maria Isbert que hablaba un spaninglish que hacia reír a los ingleses y a los españoles y que era el alma de la serie como la limpiadora y cuidadora del yate de los dos británicos. No puedo recordar el título.
Algo más tarde fue notorio el caso de la muerte de tres terroristas de la IRA a los que la policía española le había seguido los pasos por indicación de la británica y suministró a esta suficientes indicios de lo que pretendía hacer en Gibraltar, donde fueron abatidos para evitar una masacre.
Porqué estas buenas relaciones han ido degenerando hasta hoy, no tiene más explicación que la desastrosa política del Gobierno en asuntos internacionales, sobre todo con nuestros dos vecinos del sur, los moros y los llanitos, que se han dado cuenta que pueden hacer lo que les parezca ante la impasividad, debilidad, inepcia y dejadez de nuestro Gobierno.
Nuestro Ministro de Exteriores visita, por primera vez la Colonia y se ríe con Caruana, con el que no tiene por que hablar, ya que según las Naciones Unidas, el conflicto debe ser resuelto entre los Gobiernos Británicos y Español. Pero claro, tenemos unos políticos en el Gobierno, que no se libran ni de la ironía del genial Mingote.
Conozco a los británicos lo suficiente para saber como defienden lo suyo y solo negocian
cuando alguien superior les pone un pie al cuello. ¿Qué pasaría si cerramos la verja en cumplimiento del Tratado de Utrecht? Ya lo hizo el Gobierno de Franco y tuvieron que tragar, pero vino un socialista con gestos de buena voluntad y la abrió creyendo que así se podía resolver el problema. A quien le resolvió el problema fue a los llanitos, que desde entonces se ha crecido y nos toman por el pito del sereno.