Estamos en la recta final. Mañana el último día, el Sábado a reflexionar y el Domingo a votar por Carmen. ¿No le va usted a votar?. Pues allá usted. Luego no se queje si no le gusta lo que salga de las urnas, porque no quiera volver al pasado. Y cuando digo pasado, me refiero a los más de veinte años de dictadura, pura y dura, del socialismo higuerense. Nada contra el llamado nuevo socialismo, hasta ahora, de gente nueva y joven con aspiraciones legítimas para hacer un pueblo mejor. Pero tienen que demostrarlo desde la oposición, porque cabe la justificada sospecha de que los veteranos manipulen a los novatos y volvamos a lo mismo. Al amiguismo, a la discriminación, a la doble vara de medir, a la división del pueblo, al cierre de empresas y a las dificultades para abrir nuevas. Y eso no es.
Necesitamos, en nuestro pueblo, en Andalucía y en España un gran partido de centro-derecha y otro de centro-izquierda, que deben ser el Partido Popular y el Partido Socialista. El criticado bipartidismo existe en mucho países y funciona, hasta el punto de que los ciudadanos no notan la diferencia. Pero existe algo muy importante que es la alternancia, para que ninguno de ellos se duerma en el poder y se crea único. El problema empieza cuando la mitad se escora a babor y la otra mitad a estribor, se rompe el barco por la mitad y se va a pique con todo el cargamento.
Tenemos buenos ejemplos en las naciones más avanzadas como EE.UU y Reino Unido, (llevan la palabra "unidos" en sus nombres), donde lo ciudadanos alternan entre republicanos y demócratas o conservadores y laboristas y no pasa nada. Los británicos nos han dado hace unos días una lección de patriotismo digna de admiración. Han votado mayoritariamente al partido conservador que les está sacando de la crisis económica para no parar el crecimiento contra todos los pronósticos de las encuestas. ¿Seremos nosotros capaces de hacer lo mismo votando al Partido Popular, para continuar con la lenta, pero constante, recuperación?.
El Partido Socialista necesita una larga pasada por la oposición para su regeneración política, su alejamiento del extremismo radical y la búsqueda de un líder que crea en España y la ponga antes que a su partido o sus propias ambiciones de poder. Están dando un terrible ejemplo, confirmado ayer en el primer encuentro de Susana Díaz y Pedro Sánchez en la campaña electoral. Mejor llamarlo "desencuentro", porque aunque al final se dieron el "Abrazo de Vergara", más bien parecía el "Abrazo del Oso", ya que estuvieron claramente cada uno por su lado y a lo suyo. Y mientras tanto, Andalucía sin Gobierno y con problemas diarios. El último se llama Aznalcóllar y le toca a la Presidenta en funciones.