¿Amigos para siempre?
Anoche soñé. No suelo soñar mucho dormido porque procuro no cenar demasiado por aquello: "De buenas cenas están las sepulturas llena", que mi padre solía recordar con bastante frecuencia. Prefiero soñar despierto y lo practico casi todo lo días. Debe ser algo de masoquismo porque siempre hay una gran disparidad entre lo soñado y la triste realidad, pero mientras sueñas se siente una pasajera complacencia y felicidad, fácil de controlar. Por otra parte cuando se sueña dormido no tienes el más mínimo control y muchas veces, sabes que has soñado pero no recuerdas qué.
Anoche cené poco, pero quizás me tomara un whisky de más y soñé, sin controlar el sueño pero lo recuerdo perfectamente.
Soñé que Pedro y Pablo, no los de la Biblia, sino los del contubernio político, uno llamado San Chez y el otro Iglesias, habían roto su amistad. Soñé que el primero había aceptado la mano tendida de Rajoy y había acudido a la Moncloa, para jurar la Constitución sin cambiar nada. Es decir, aceptar una Monarquía Parlamentaria, olvidado una república y hacer como los británicos, una muy leal oposición de Su Majestad. Soñé que el segundo había sacado en Conviasa un pasaje de ida a Caracas para asesorar a Maduro y llevarse también a toda su cuadrilla.
Soñé que Puigdemont and Cia. se habían ido de vacaciones al Caribe, por si las moscas, olvidado para siempre el referéndum del próximo 1 de Octubre, que era el Dia del Caudillo, por el mal fario que pudiera ser.
Soñé que Susana Diaz había aceptado cancelar el dichoso impuesto de sucesión para que nadie tuviera que pagar un duro por heredar algo de sus padres y a la vez había anunciado que no se opondría a una política centrada de San Chez sin Iglesias.
Soñé que los pasajeros del aeropuerto del Prat ya no tendian que hacer cola al llegar o al salir, porque los sindicatos, la empresa de seguridad y las autoridades habían llegado a un amigable acuerdo.
Me desperté cuando mi hijo arrancó el coche para irse a trabajar y me di cuenta de que hoy cumplía 52 años. Nos vamos haciendo viejos y me vino a la mente ya despierta, el pensamiento de qué sería el futuro de su hijo de solo 14, si mi sueño era eso; solo un sueño. Francamente me dio miedo.
Y no me equivoque. En cuanto empecé a leer los periódicos me convencí de la triste realidad.
San Chez e Iglesias habían consolidado su contubernio en un acuerdo de Gobierno, nada menos que en Castilla la Mancha. Piano, piano chi va lontano. Precisamente en una Comunidad donde no se ha respetado la democracia de las mayorías a pesar de haber sido, Castilla, el Reino que consiguió la Unidad de España. Que los podemistas no habían sacado billetes a Caracas pero habían acordado apoyar a Maduro en toda su trayectoria, desde bien lejos.
Comprobé que Puigdemont, Junquera y Cia, continuaban con su desobediencia a la Ley y que Susana no quería abolir el injusto impuesto de sucesiones.
Pero me llenó de alegría la noticia de que el Ministerio de Fomento había tomado el control del aeropuerto del Prat y convocado un Gabinete de Crisis del que forman parte el Ministerio de Interior, AENA, la Guardia Civil y la Abogacía del Estado. Los tres Poderes de un Estado de Derecho.
Como decían en del cuento: Primer aviso.
Anoche cené poco, pero quizás me tomara un whisky de más y soñé, sin controlar el sueño pero lo recuerdo perfectamente.
Soñé que Pedro y Pablo, no los de la Biblia, sino los del contubernio político, uno llamado San Chez y el otro Iglesias, habían roto su amistad. Soñé que el primero había aceptado la mano tendida de Rajoy y había acudido a la Moncloa, para jurar la Constitución sin cambiar nada. Es decir, aceptar una Monarquía Parlamentaria, olvidado una república y hacer como los británicos, una muy leal oposición de Su Majestad. Soñé que el segundo había sacado en Conviasa un pasaje de ida a Caracas para asesorar a Maduro y llevarse también a toda su cuadrilla.
Soñé que Puigdemont and Cia. se habían ido de vacaciones al Caribe, por si las moscas, olvidado para siempre el referéndum del próximo 1 de Octubre, que era el Dia del Caudillo, por el mal fario que pudiera ser.
Soñé que Susana Diaz había aceptado cancelar el dichoso impuesto de sucesión para que nadie tuviera que pagar un duro por heredar algo de sus padres y a la vez había anunciado que no se opondría a una política centrada de San Chez sin Iglesias.
Soñé que los pasajeros del aeropuerto del Prat ya no tendian que hacer cola al llegar o al salir, porque los sindicatos, la empresa de seguridad y las autoridades habían llegado a un amigable acuerdo.
Me desperté cuando mi hijo arrancó el coche para irse a trabajar y me di cuenta de que hoy cumplía 52 años. Nos vamos haciendo viejos y me vino a la mente ya despierta, el pensamiento de qué sería el futuro de su hijo de solo 14, si mi sueño era eso; solo un sueño. Francamente me dio miedo.
Y no me equivoque. En cuanto empecé a leer los periódicos me convencí de la triste realidad.
San Chez e Iglesias habían consolidado su contubernio en un acuerdo de Gobierno, nada menos que en Castilla la Mancha. Piano, piano chi va lontano. Precisamente en una Comunidad donde no se ha respetado la democracia de las mayorías a pesar de haber sido, Castilla, el Reino que consiguió la Unidad de España. Que los podemistas no habían sacado billetes a Caracas pero habían acordado apoyar a Maduro en toda su trayectoria, desde bien lejos.
Comprobé que Puigdemont, Junquera y Cia, continuaban con su desobediencia a la Ley y que Susana no quería abolir el injusto impuesto de sucesiones.
Pero me llenó de alegría la noticia de que el Ministerio de Fomento había tomado el control del aeropuerto del Prat y convocado un Gabinete de Crisis del que forman parte el Ministerio de Interior, AENA, la Guardia Civil y la Abogacía del Estado. Los tres Poderes de un Estado de Derecho.
Como decían en del cuento: Primer aviso.