El pasado sábado se constituyó el nuevo Gobierno que regirá el Ayuntamiento durante los próximos cuatro años. Si usted no estuvo en el acto, lo siento. Porque se perdió una emocionante ceremonia, que a mi me pareció muy emotiva y me recordó la de 1999.
Han pasado veinte años y ha habido un gran cambio. Aquel año me presentaba como candidato a la Alcaldía por el Partido Popular y solo sacamos dos concejales, perdiendo uno desde la anterior legislatura, ¿recuerdas Mari Nieves?. Como tu eras la más joven y yo el más viejo, nos tocó presidir la Mesa, junto al secretario Felipe Brazo.
Y la presidimos desde el mismo sitio que ocupamos durante los cuatro años en que fuimos oposición. El Alcalde, que iba ser sin duda elegido por mayoría absoluta, no dudó en ocupar el sillón principal, al que estaba acostumbrado, antes de ser oficialmente alcalde. El salón de actos del ayuntamiento tenía sus limitaciones de espacio.
Y la presidimos desde el mismo sitio que ocupamos durante los cuatro años en que fuimos oposición. El Alcalde, que iba ser sin duda elegido por mayoría absoluta, no dudó en ocupar el sillón principal, al que estaba acostumbrado, antes de ser oficialmente alcalde. El salón de actos del ayuntamiento tenía sus limitaciones de espacio.
El sábado fue diferente. En el amplio salón había suficiente espacio para todos los elegidos concejales y el numeroso público. El secretario ocupó su sitio junto al sillón principal y junto a él Mario, el más joven y del PP y Prado, la de mayor edad (pero muy joven) del PSOE. Los demás, en los asientos para el público. Desde allí pasaron a ocupar sus respectivos asientos a medida que fueron llamados a jurar o prometer sus cargos.
Parece curioso cómo se ha hecho costumbre el que unos partidos juran y otros prometen. Aunque hay otros que lo hacen añadiendo la coletilla de: "por imperativo legal" u otras más pintorescas e innecesarias o hasta insultantes. Entonces los Concejales votaron y el elegido Alcalde tomó su vara y ocupó su sillón.
Parece curioso cómo se ha hecho costumbre el que unos partidos juran y otros prometen. Aunque hay otros que lo hacen añadiendo la coletilla de: "por imperativo legal" u otras más pintorescas e innecesarias o hasta insultantes. Entonces los Concejales votaron y el elegido Alcalde tomó su vara y ocupó su sillón.
Este sillón me recordó a mi padre que lo ocupó durante casi toda su vida y en diferentes ocasiones: Monarquía de Alfonso XIII, Dictadura de Primo de Rivera, República y Franquimo, hasta su muerte en 1963.
Pero lo más destacable de toda la ceremonia fue las fotos. La que han visto arriba y la que van a ver abajo. Los dos candidatos a la alcaldía portando la vara y toda la Corporación unida y en armonía.
Creo que es una buena señal de lo que nos espera. Siete jóvenes, de solo dos partidos, en los que el pueblo ha puesto su confianza, para regir el destino de nuestro pueblo y crear un futuro olvidando nuestras discrepancias y concentrándose en todo aquello que nos une.