domingo, 3 de agosto de 2014

OTRA VEZ GIBRALTAR XXVI

El 29 de agosto de este año (faltan 26 días) pasará a la Historia como el día de la toma de Gibraltar por las tropas de SAT a las ordenes del General Cañamero, que le van a dar "caña" a los Bobys del Peñón y a los soldados británicos.
Posiblemente Cañamero piensa que le va a hacer un favor a sus hueste del sindicato, porque hasta ahora, la toma de supermercados y fincas (incluyendo las del Estado español) les ha salido bien y sin coste algunos de vidas humanas. Decía Franco, que Gibraltar caería por su propio peso y que no merecía la sangre de un solo soldado español. Al general Cañamero no le importa poner en peligro la sangre de sus soldados que suelen dedicarse a los asaltos pacíficos. Pues que tenga cuidado, porque como dice mi amigo Gracián, " con los british habemos topao".
Cañamero no debe saber lo que pasó en las Malvinas. Yo vivía entonces en el Reino Unido y vi, leí y comprendí la parte británica del problema. Invasión de las tropas argentinas de soldados con poca experiencia en guerras y defensa del territorio por los bien entrenados soldados británicos que recuperaron lo que era suyo. Los británicos, orgullosos de cumplir con su deber, dieron otro mandato a Margaret Thatcher como Primera Ministra. Lo que Cañamero tampoco sabe es que los ingleses son poco de fiar y que la Premier, que se las sabía todas, mandó a sus espias de MI5 o MI6  a Gibraltar, para estar atentos a un posible ataque de España a la Colonia. Por supuesto, no se publicó, pero me lo confirmó un amigo, otro "James Bond", que le tocó pasar unas cortas vacaciones en Soto Grande para informar de cualquier movimiento militar en la Zona.
No solamente no pasó nada, sino que Felipe González, "en gesto de buena voluntad", decidió abrir la verja, que cerró Franco en 1969, para permitir el paso de peatones en diciembre de 1982 y tres años más tarde también para vehículos. Un "gesto de buena voluntad" que nos ha llevado, junto a las medidas tomadas por Zapatero, a la actual situación de chulería del gobierno de la colonia y del británico que se ríe de nosotros y nos toman por el pito de un sereno.
Lo que nunca se puede hacer es descubrir la táctica al enemigo para que le de tiempo a prepararse para la defensa del territorio. A los ingleses y los llanitos, les bastaría cerrar ellos mismos la verja por su lado e impedir así el paso de las huestes de Cañamero. Aunque con esto pudiera ser que nos hicieran un favor. Nos darían un buen motivo para cerrar también nosotros por nuestro lado y dejarla así cerrada hasta que lleguemos a un acuerdo con el Gobierno Británico. O devolución del territorio o cumplimiento del Tratado.