Mis lectores y mis vecinos están acostumbrado ver el título de hoy en la cancela de mi casa. Fue idea de Patricia poner nombre a la casa en la que "por fin" íbamos a pasar los días juntos. Llevábamos 32 años en que solo pasábamos juntos las noches, porque trabajábamos de día, cada uno en lo suyo.
Pero había algunos más "por fin". Habíamos superado nuestra vida laboral, habíamos comprado la casa en este pueblo después de una larga travesía por las costas y la sierra de Huelva, habíamos traído todas nuestras pertenencias, que nos recordarían nuestra casa de Maidenhead y esperábamos una larga y feliz vejez. Patricia solo disfrutó nuestro retiro dieciocho años, pero su recuerdo permanece aquí.
Yn Olaf, Andalucía ha cambiado, yn olaf, vamos a tener un Gobierno de derechas, yn olaf, vamos a salir del régimen socialista que nos ha llevado al atraso y a la cola de todas las listas, menos en la del paro, que estamos en la cabeza.
Ya ayer tarde y noche, todas la cadenas que transmitían debates de política echaban humo. Había para todo, pero lo que más me llamó la atención es cómo hemos llegado a perder el más elemental respeto al oponente, con interrupciones constantes, cuando está diciendo algo que no gusta a otros contertulios. Había veces que la algarabía de tres o cuatro hablando a la vez, hacía imposible, sobre todo a los que vamos perdiendo el oído, el entender nada de lo que decían. Antes de mi acostumbrada hora de irme a la cama, apagué el televisor, me tomé un chupito de whisky y me fui a dormir.
Esta mañana todavía no he abierto el televisor, no he oído la radio, ni he leído los periódicos. Me he sentado al PC, que Patricia llamaba "mi novia", para expresar mi opinión, y de vez en cuando me sale un cuadrito en el ángulo derecho de la pantalla con nuevas noticias de los periódicos digitales. Así me he enterado de que Susana Díaz no se presentará a la Presidencia de la Junta e Irene Montero ha recibido con lágrimas el acuerdo PP. Cs y Vox porque, según ella, "vienen tiempos de miedo".
La primera ha hecho lo que debía. Es lo que hacen en los países democráticos de nuestro entorno, los políticos que aceptan el deseo de los votantes. La segunda seguramente tiene miedo de perder el sillón y el sueldo, en las elecciones que se avecinan. Realmente el que debe tener miedo o mejor dicho, pavor, es el Presidente Sin Votos, que después del aviso andaluz, deberá convocar las, ya prometidas, elecciones y aplicar, con todo su rigor, el artículo 155 de nuestra Constitución. Al menos se llevará el agradecimiento de los tres Partidos de derecha, que creemos en Una España, Grande y Libre.