martes, 26 de diciembre de 2017

EL DÍA DESPUÉS


El día después de la Navidad, aquí es un día cualquiera, pero en el Reino Unido, durante treinta y cuatro años consecutivos celebré otro día de fiestas Navideñas, conocida como "Boxing Day". Literalmente "Día de las cajas", se remonta al Siglo XIX y la costumbre de celebrar el día siguiente a la Navidad para que los sirvientes, pudieran celebrar con sus familias, ya que los señores les daban el día libre y les permitían llevarse en cajas (Boxes) todas las viandas que habían sobrado del día anterior.
En mis tiempos, segunda mitad del Siglo XX, ya no había tantos ricos ni tantos sirvientes, pero seguía la costumbre de descansar de la cocina e invitar a los amigos a terminar con lo que sobraba del tradicional Pavo al Horno y demás acompañamientos, que solían ser bastantes, con dulces incluidos. John Hill y su esposa Margaret, que era una excelente cocinera, nos invitaron durante muchos años ese día. Su casa era lo suficientemente grande para dos o tres parejas más (y los correspondientes niños de corta edad que jugaban en otra habitación), mientras los padres terminábamos con la comida y las bebidas, que era tradición llevar cada uno. John nos dejó tres años ante de que volviéramos a España y siempre le podré recordar como el único inglés, que solo o con su su esposa, llamaba a nuestra puerta cualquier tarde, con una botellas de vino tinto de Rioja, para beberla juntos. Bueno, la que traía él y una o dos más según la hora que fuera. John padecía de diabetes y Patricia siempre tenía unas galletas por si le bajaba el azúcar y unas sacarinas por si tomaba café antes de coger el coche. La cajita de sacarinas apareció en nuestra casa en Higuera, junto con los demás utensilios de cocina y nos hizo recordar aquellos buenos tiempos.
 Como allí no se celebran los Reyess Magos, sino que es el gordito del traje rojo y la barba blanca el que trae los regalos en la Noche Buena y ya hay menos ricos y menos sirvientes, los comerciantes decidieron empezar la rebajas de invierno.
El Boxing Day era como ese día, inventado por los políticos para tener contentos a los trabajadores que no quieren trabajar después de un día de fiesta, que conocemos por "El Día de Resaca". Allí se descansaba del Christmas Eve y del Christmas Day con largos paseos con la familia y deportes, mayormente Cricket, que es más pausado que el fútbol, practicado por los los más valientes o por los adictos a ver el deporte desde una buena butaca.
                         
Mañana a trabajar y despedirse de la Navidad, para esperar al Año Nuevo, que no fue fiesta oficial hasta el Año 1987, porque la celebración de la entrada del año, terminaba muy poco después de las famosas campanadas del Big Ben, que no se empezaron a transmitir por la BBC hasta 1984, tres años antes de declarar fiesta oficial el 1 de Enero, aunque ya lo era en Escocia desde tiempos inmemoriales. Es que los escoceses bebían más whisky y tenían forzosamente que descansar al día siguiente.
Otro recuerdo de aquellos tiempos es el día en que otro amigo, Larry Forestal, escocés, casado con una descendiente de españoles, escritor y guionista de cine, vecino de Bray y cliente del restaurante Waterside Inn en el que yo trabajaba en 1965, nos invitó a su Fiesta de Fin de Año. Como yo tenía que trabajar en el restaurante hasta las 12,30, en que se cerraba, Patricia llevó a nuestro hijo en la cuna, con solo cinco meses, lo dejó durmiendo en el dormitorio de los dueños de la casa y empezó la fiesta esperando mi llegada. Llegué a la hora anunciada Larry me abrió la puerta de una casa llena de gente del cine (hasta una chica Bond) con su vaso de whisky en la mano, me dio un abrazo (los escoceses son más cariñosos que los ingleses) y enseguida me trajo otra copa y me indicó en dónde estaban las botellas. Pasamos una noche muy divertida, con frecuentes visitas al dormitorio donde estaba el niño, que durmió como un tronco a pesar del ruido. 
Cuatro días más tarde apareció Larry en el restaurante y muy enfadado me echó en cara que había dejado solo a Patricia y no me había dignado aparecer por su fiesta. Ya se pueden figurar el estado en que estaba a menos de media hora en el Nuevo Año cuando yo llegué. No se acordaba de nada. Typical Scottish, que por tradición deben comenzar el nuevo año en buen estado de ánimo para espantar los malos espíritus. 
Casa solariega junto al Thamesis en Bray, dividida en apartamentos.
Los balcones iluminados del primer piso fueron el salón-dormitorio de nuestra primera vivienda.