Anoche aguanté hasta las 0,40h. la película "La Conjura de El Escorial", que emitía la cadena 2 de Televisión Española. Me pasé cuarenta minutos, de mi hora habitual de acostarme, "para empezar el día descansando y levantarse dispuesto a trabajar", que aprendí en Londres del Embajador de España, de 1973 a 1975.
Mereció la pena. Cuando encendí la tele apareció una bonita toma de El Escorial. La película ya había empezado y allí me quedé intrigado por ver qué pasaba en una película histórica, cuyo nombre no sabía, hasta que miré esta mañana en la programación de TV del ABC de ayer domingo. No conocía el título, ni había oído hablar de la película, pero si conocía la historia en cuanto vi a una elegante y guapa Princesa, con un ojo tapado. La famosa Princesa de Éboli, que de ser, según cuentan, amante de Felipe II, terminó en la cárcel y le llamaron puta. Al menos en la película, porque en 1578, año del asesinato de Juan de Escobedo, trama en la que se basa la película, no creo que "el pueblo" fuera consciente de la vida privada de la cortesana más famosa de nuestra Historia.
Claro que la peli, estrenada en el 2008, ya se encarga de mostrar la vida sexual de la ardiente Princesa, en varias escenas eróticas, que parece interesar más al público que la realidad histórica de la trama entre Antonio Perez, el Duque de Alba y Don Juan de Austria, en la Corte de Felipe II, magníficamente interpretado por Juanjo Puigcorbé.
Lo más increíble, pero imaginativo, me pareció la escena de los dos amantes haciendo el amor en una estancia de una Iglesia mientras se está celebrando una Misa, con al menos 8 sacerdotes, a donde los ha dirigido un religioso a través de la Sacristía, de la que salen los dos después del acto, por distintas puertas y a la vista de todos.
Parece mentira que actualmente, haya que mezclar la historia y el sexo e involucrar la religión en toda la trama, para que la película sea "rentable". Las dos escenas del religioso sodomizando a un negro, que en la segunda se venga degollándolo, me perecieron totalmente innecesarias. ¿Hasta ahí hay que llegar para atraer a más público?.
Lástima que una película sobre una interesante época de nuestra gloriosa Historia, se ensucie con eróticas e innecesarias escenas, solo para hacerlas más comerciales y rentables económicamente. Me fui a la cama, con la satisfacción de no haber contribuido con mi dinero, ya que no tuve que pagar entrada.