Más que nerviosos, están cabreados, dernortados, sorprendidos por las encuestas, preocupados por el poder, temerosos de perder municipios, Comunidades y la Moncloa. Vamos que ni duermen porque el miedo no les deja. ¡Que viene la derecha!. Pues bueno ¿y qué?.
Hay un "forero" en el de Higuera de la Sierra, tan defensor del PSOE, que niega que haya miedo en el pueblo. Pues si que lo hay. En veinte años de poder socialista se ha creado un ambiente de crispación, favoritismo, represalias y demagogia barata, que hay personas en el pueblo que si tienen miedo de significarse, no vaya a ser que los socialistas vuelvan al poder. Yo digo, que si vuelven al poder, porque todavía haya inconscientes que le votenn, el pueblo se lo merecerá por tropezar dos veces en la misma piedra.
Pero los que realmente tienen miedo son los socialistas, que todavía no saben que en democracia manda el pueblo y que es necesaria la alternancia de poder. Periodos demasiado largos se convierten en dictadura pura y dura, que es lo que pasó en nuestro pueblo con los veinte años socialistas, que nos llevaron a un retraso evidente respecto al resto de pueblos de nuestro entorno. Ahora necesitan una renovación, que no parece que vaya a producirse con caras nuevas, asesores viejos e ideas trasnochadas, y un periodo en la oposición, para que los nuevos se olviden de los viejos y aprendan a trabajar por el pueblo y no a luchar contra los que están en el poder con el consiguiente daño para la política local y la normal convivencia de los ciudadanos.
¿Pruebas?. Ayer se celebró un Pleno extraordinario, lástima que la TVH no estaba, que terminó con una espantá, propia de Rafael el Gallo, de los ediles socialistas, que querían papeles y más papeles, que no les pueden servir de nada, porque ya hemos visto muchas veces, que el portavoz siempre los pierde y por mucho que remueva su cartera, nunca los encuentra. Todavía el Grupo Independiente no les ha pedido papeles de los que, antes de la toma de posesión, salieron en bolsas de plástico negro del Ayuntamiento en dirección desconocida. Dos o tres viajes en dirección al vertedero, al quemadero o a vaya usted a saber a qué casa. Este es el respeto que le tienen a las instituciones, a los que legítimamente ganaron las elecciones e incluso a sus propios votantes ¿Tanto tenían que ocultar?.
