Susana Díaz, la Presidenta de todos los andaluces, aunque a algunos no nos guste, no por ser mujer o socialista, sino porque ya llevamos 35 años de régimen, ya volvió de su merecido periodo de descanso por su reciente maternidad. Y parece ser que ha vuelto con el único, deseado y claro propósito de convertir a su hijo en el hijo de la Presidenta del Gobierno. No del Gobierno Andaluz, sino del Gobierno de España.
"The head line" de la página 34 del ABC de Sevilla, dice textualmente: Susana Díaz se erige en jefa de la oposición frente a Mariano Rajoy. ¡Casi ná!. Así por las buenas. ¿Pues no era el señor Sanchez El Guapo?. Pues yo les digo una cosa. Entre El Guapo y Susana, me quedo con Susana. Al menos ha pactado con un partido que se declara de centroderecha y no con extremista, radicales, comunistas, nacionalistas, separatistas y amigos de los terroristas con tal de ir contra el Partido Popular.
La Presidenta pide un Pacto de Estado para los refugiados, desprecia la idea de Pedro Sánchez sobre el Senado y lidera el debate presupuestario. Sánchez parece que se va a enfrentar a dos mujeres. "Que Dios le coja confesao", como diría mi amigo Gracián. Dos mujeres que son dos luchadoras y lo han hecho cuando ambas estando embarazadas, antes y después. Sánchez debe saber que dos tetas pueden más que dos carretas y le han tocado nada menos que cuatro.
El Partido Socialista necesita una urgente renovación, con primarias, secundarias o lo que estimen conveniente, No se puede presentar una imagen de desunión como están presentando donde hoy se dice una cosa y mañana la contraria. Parece ser que el señor Sánchez ha encontrado una solución para Cataluña. Quiere calmar a los separatistas catalanes mandando el Senado de Madrid a Barcelona. Susana no está de acuerdo. Quiere cambiar la Constitución para hacer una España Federal que es lo mismo que dividirla. Ya está bastante dividida con las autonomías. ¿Qué pretende?, ¿Que la república independiente de Granada declare la guerra a la de Jaen?, ¿Otra vez?. Ya pasó con los Estados federales de la Primera República. No está mal que lo recordemos, por si acaso.