domingo, 21 de febrero de 2010

OTRA VEZ GIBRALTAR VII




En el Reino Unido para asustar a los niños malos se les amenaza con el boogeyman. Un imaginario fantasma-monstruo de origen escoces que, por supuesto nadie ha visto, pero que se ha extendido por todo el mundo con diferente ortografía e incluso diferente nombre. En España es el equivalente a "que viene el coco" o "el hombre del saco".
Decían en toda la costa del sur de Inglaterra, desde Pensance hasta Hastings, que supone los condados de Sussex, Devon, Dorset, Hampshire y Cornwall (que conocemos por Cornualles) que los que venían a llevarse a los niños malos, eran los españoles. O sea que el boogeyman era español. Se debía al miedo que los ingleses de la zona tenían a la Armada Española y sus frecuentes saqueos de la costa. A pesar de la derrota de la Armada Invencible, luchando contra los elementos, según Felipe II, el miedo a los españoles perdura todavía, al menos, en los pueblos de la costa.
Dicen que la Historia se repite. Pero en este caso se repite al revés. Me han dicho que en la costa sur de España, desde Tarifa a Estepona, a los niños malos los amenazan con la British Navy. Porque estos ya se atreven hasta con la Guardia Civil en aguas españolas. Claro que se han envalentonado desde que nuestro Ministro del Interior, el Maquiavelo de nuestro Gobierno, se rebajó a pedir perdón por la lancha que entró en el puerto de Gibraltar, que esas sin son aguas de ellos. No tenía que haber pedido perdón ya que iban persiguiendo a unos posibles delincuentes que se habían dado a la fuga. ¿Es esa la cooperación de la policía gibraltareña contra la delincuencia?.
Mi abuelo me decía que discutiera pero que no apostara, porque podía perder. Aquí soy capaz de apostar lo que sea a que Zapatero en su visita a Londres y entrevista con George Brown no le ha dicho: Oye Jorge, vamos a dejarnos de tonterías y hablar serio sobre la colonia. O la devuelves a España o aplicamos el Tratado de Utrecht. ´Se habrá conformado con intentar convencerle que la economía española esta de dulce y que copie nuestras medidas para solucionar la suya. Como si a los británicos pudiéramos darle lecciones de economía cuando ellos tienen la City.