jueves, 4 de diciembre de 2014

LA CONSTITUCIÓN

El Sábado se celebra el Día de la Constitución y ayer y hoy el Presidente del Congreso, Jesús Posada ha estado a la puerta del mismo recibiendo a los miles de españoles que acuden todos los años a visitarlo con motivo de los días de puertas abiertas.
Este año el esperado puente es algo más corto. Ese puente que algunos conocen como el de la Constitución y otros como el de la Inmaculada. Para ser correctos deberíamos llamarle Puente de la Constitució a la Inmaculada, puesto que va de ese día al otro cruzando el día siete, que desgraciadamente, para los amantes de la fiestas, cae este año en domingo. Mala suerte.
Hay países, como el Reino Unido, donde no hay más puentes que los que pasan por encima de los ríos. Con los del Támesis solo ya hay bastantes. Hay nada menos que 33 uniendo el norte y el sur de Londres. Los otros puentes, los de las fiestas, no existen. Todas las fiestas, menos el día de Navidad y el Viernes Santo, se celebran en lunes. Es notorio que el internacionalmente celebrado Día del Trabajo, no sea el 1º de mayo, a menos que caiga en lunes. Los demás años se celebra el primer lunes siguiente. Claro está que si "Spain is different", el Reino Unido es más "Different". Por ejemplo: No tienen Constitución, con lo que se evitan tener un Tribunal Constitucional al que recurran los partidos que no están conforme con lo legislado. Desde 1688 la soberanía reside en el Parlamento, que aprueba y dicta las Leyes por las que se se rige el Gobierno, por lo que no caben leyes inconstitucionales. También implica que cada nueva Ley aprobada en el Parlamente, modifica lógicamente lo que podría ser la Constitución.
Pero vamos a España. Después de la famosa de 1812, conocida como "La Pepa", que se aprobó en Cádiz el 19 de marzo de ese año, (día de San José, por si alguien no se acuerda, que en otra época se celebraba la fiesta del Trabajo), hasta la de 1978, pasaron 166 años de cambios de Gobiernos, monarquías, dictaduras, repúblicas, guerras civiles y golpes de estado que dividieron a los españoles. En 1978 y por una mayoría del 87,78% (capicúa) de los votantes. se aprobó la vigente Constitución, que ahora la izquierda española y los nacionalistas-independentistas quieren reformar.
¿Reformar para qué?,  ha preguntado el Presidente del Gobierno. Ha dicho, que no cree que la Constitución necesite reformas, pero que ella misma contempla el procedimiento para ser reformada y si alguien lo estima necesario y conveniente, está en su derecho a presentar un proyecto para su estudio en el Congreso  y poder iniciar todo el proceso que la misma Constitución establece.  
Pedro el Guapo, ha dado un paso adelante y piensa presentar 
mañana su proyecto en el Congreso de los Diputados. Pues muy bien. Es la forma de iniciar el proceso de la reforma. Pero habría que preguntarse: ¿A qué viene tanta prisa a poco meses de las elecciones municipales y autonómicas y a poco más de un año de las generales?, Cree el señor Sánchez que se podría aprobar la posible reforma antes de todas estas convocatorias?, ¿Piensa que la mayoría del Partido Popular, solo o con la ayuda de otros partidos que pudieran mostrar sensatez democrática, lo permitirían.?.
Hay un clamor popular mucho más importante que es la lucha contra la corrupción, que al parecer no le interesa al señor Sánchez, que ya se opone a las medidas presentadas por el Gobierno con el que no ha querido colaborar ni consensuar.
Yo creo que se equivoca por completo. Está asustado y nervioso por el inusitado crecimiento de Podemos y por otro lado el deterioro de su propio partido, el descontento en sus propias filas y la clara amenaza de  Susana Díaz, al frente del nido de votos que representa Andalucía. Pero no quiere dar su brazo a torcer y parece que está dispuesto a trata con los más radicales, como IU y Podemos, antes que acercare al Partido Popular, demostrar su moderación en asuntos de Estado y ayudar a la creación de empleo ahora que parece que lo peor de la crisis, que Zapatero negaba, va pasando.