Hoy, no se porqué, me ha venido a la memoria algo que me pasó, hace ya muchos años en el Reino Unido. Es posible que la mañana de hoy me recordara muchas mañanas londinenses de nubes bajas y humedad que viví por aquellas tierras. Las noticias sobre la huelga de estudiantes puede que también influyera algo y el ver una foto de una de las manifestaciones con un joven ondeando una bandera republicana terminó por fastidiarme la mañana. Un joven, como todos los demás manifestantes, que no puede tener ni la más remota idea de lo que la II República trajo a España y ni mucho menos de la situación de la educación en aquellos nefastos años. Yo tampoco tengo ningún recuerdo personal porque tenía de cero a cuatro años y por supuesto no asistía a ninguna escuela. Pero si recuerdo que de aquellos años viene la expresión de "Pasar más hambre que un maestro de escuela" Si los maestros pasaban hambre, no creo que la educación fuera muy buena.
Al grano, que me voy por los cerros, no los de Úbeda, sino los de Sierra Morena. Pues no se por qué me vino a la memoria un hecho de los primeros años en el Reino Unido. Era por los setentas y ya trabajaba en una compañía de importación de frutas y había pasado ya el Rubicón del idioma. Mi mujer padecía de hallux valgus, para entendernos, de juanetes; cosa frecuente en mujeres por usar zapatos de tacón y punta estrecha. Como la compañía nos pagaba un seguro privado de asistencia médica, allí era BUPA, más o menos los que aquí es SANITAS, busqué un buen especialista, de esos famosos de Harley Street, que le operó los dos pies a la vez en una clínica de Windsor donde vivía el cirujano. Cuando le dio el alta, me mandó la cuenta, por la totalidad de los gastos ya que era preceptivo pagar y después reclamar a la compañía de seguro. Como mi trabajo era en Londres y al volver a casa pasaba cerca de Windsor, le llamé para decirle si podía pasar por su casa por la tarde para saldar la cuenta. Me dijo que encantado, pero que si esperaba hasta el viernes de aquella semana, tendría mucho gusto en invitarme a una copa, ya que celebraban el típico Christmas Party con su equipo y algunos amigos.
Así lo hice y llegué a una típica y elegante casa en la parte más destacada de Windsor. Me recibió muy cordialmente, llamó a un camarero que me suministró la primera copa de champán de la varias que siguieron. Me pasó al salón y empezó a presentarme a sus invitados. Tengo que confesar que me sentí bastante nervioso entre tanta gente, profesional, con clase y con dinero. Enseguida entablamos conversación, primero sobre España, ya que al saber mi origen, quisieron demostrar que habían estado en España de vacaciones, desde Loret de Mar, hasta Soto Grande, pasando por Benidor y Torremolinos. Pero poco es lo que conocían de España. Las playas, el sol, los toros (había división de opiniones como en las corridas), la siesta, la sangría y que Franco había cerrado la frontera con Gibraltar. Alguien mencionó Don Quixote y pasamos a una conversación sobre escritores clásicos. A los pocos minutos me dí cuenta de que yo sabía mucho más de clásicos ingleses que ellos, que, por supuesto no conocían más que a Cervantes,de España y Shakespeare y un par de ellos más de su propio país. Sin embargo eran unos magníficos doctores en diversas especialidades y de una reputación excelente. Me di cuenta inmediata de la diferencia de educación académica entre nuestros dos países. Mientras en España teníamos una educación preuniversitaria amplia en conocimientos, en el Reino Unido se centraban en la metería específica para cada carrera, con lo cual aprendían más de lo necesario y menos de lo superfluo. A pesar de que el saber no ocupa lugar.
Siempre recordaré una agradable tarde con muy buena y educada gente, que me ayudó positivamente a "quitarme el pelo de la dehesa", y sentirme igual a ellos, perdiendo el temor a unos seres que se creen superiores al resto del mundo. Hay un dicho muy acertado sobre los ingleses, que los define de maravilla: "Son una raza hecha a si mismo, con lo cual eximen al Altísimo de una gran responsabilidad." ,
Durante los pocos kilómetros que me separaban de casa, entonces no había pruebas de alcoholemia, fui repasando los autores ingleses que había leído y los que no había leído, pero había oído el menos sus nombres y el de algunas de sus obras y llegué a casa orgulloso de haber estudiado con el plan de educación del "franquismo", que ahora se permiten criticar los ignorantes de la LOPSE. Esos que ni siquiera se han preocupado de saber de Franco.
Precisamente ayer le entregaron el Premio Romero Murube de este año al prestigioso escritor hispanista Hugh Thomas, famoso por su "The Spañish Civil War", primer libro que leí en inglés y que conservo con mucho cariño. Le recomendaría a todos los detractores de Franco que lo lean y se enteren de una vez de lo que pasó. Después, que saquen sus propias conclusiones, pero aviso que no me lo pidan a mi porque está en inglés y, además, he prometido no prestarlo. Ya he perdido varios.