Como ya he llegado a esa etapa de la vida donde la memoria del pasado es mucho mayor que la esperanza del futuro, la Convención que hoy inaugura mi Partido en Madrid, me ha traído a la memoria el primer Congreso Nacional de la entonce Alianza Popular, al que asistí, celebrado en Barcelona.
Fue en 1984, recién creada la Gestora de Gran Bretaña y asistimos, Rafael Cerezo, Presidente, Pepita Seijo, a la que considerábamos al cargo de la "sección femenina", Patricia, mi mujer, como simple afiliada y el que escribe, como secretario de la Gestora. Era el VI Congreso del joven Partido, pero el I para nosotros.
Tengo que hacer una pausa porque el canal 24H está transmitiendo la llagada de Pablo Casado al Palamento, con Mariano, Soraya, Núñez Feijó y Fátima Bañez, que asisten a la toma de posesión de su cargo del nuevo Presidente de Andalucia que será en breves minutos.
Ya ha terminado todo y ya tenemos nuevo Presidente. Si usted se ha perdido la trasmisión, siento que no se la puedo contar, pero puede verla en internet en TVE 24H o en faceboof, si realmente tiene interés, Le anticipo que el Presidente ha jurado el cargo y el discurso ha sido muy esperanzador. Ahora a trabajar por Andalucía.
Volvemos al 1984 y al Congreso en Barcelona.
Para todos los que asistimos del Reino Unido fue una gran experiencia que se repitió varios años en Madrid y uno en Sevilla hasta que Rafael, Pepita y Patricia se nos fueron; uno en Londres, una en Sevilla y la última en Higuera. El último Congreso al que asistí, ya sin cargos en el Partido, fue en Madrid, hace ya doce años donde tuve ocasión de saludar a Fraga por última vez.
El Congreso comenzó un viernes por la tarde, continuó todo el sábado se clausuró, como siempre, el domingo por la mañana. Fueron unos días de trabajo continuo, reuniones de las distinta y varias comisiones, encuentros con compañeros con los que nunca habíamos tenido contactos, reuniones con afiliados de Méjico, EE,UU, Argentina y algunos países Europeos y la cena del "pagés" con 15,000 comensales para terminar el día.
De esta cena ya escribí hace tiempo, pero nunca podré olvidar que recibí un encargo, a través de un camarero, de acercarme a la mesa presidencial a requerimiento de Don Manuel. Me acerqué, como no podía ser de otra manera, y le encontré haciendo la queimada para terminar la cena. Entre conjuros de "sapos e bruxas y pecadora lingua de mala muller", le dio tiempo a Don Manuel de pedirme que interviniera al día siguiente, en la clausura del Congreso y en nombre de los militantes que residíamos fuera de España. Como no podía negarme, le pregunté qué quería que dijera y la respuesta contundente fue: "Diga lo que tenga que decir, que usted sabe los problemas de los emigrante, mejor que yo", y siguió con lo de "Forza do ar, terra, mar y lume........compartan con nós esta queimada".
De vuelta al hotel, Patricia derecha a la cama y yo a la mesa escritorio donde, en papel con el membrete del hotel, tomé nota de los temas más importantes y puse en orden lo "que tenía que decir". Dejé para el final el aviso de que el Gobierno Socialista de Felipe González ya estaba introduciendo sus "comisarios políticos" en las Embajadas y Consulados de España y sobre todo en las Consejerías Laborales que eran las que más trataban con los trabajadores emigrantes.
Decir todo aquello desde la tribuna en un escenario, delante de la Mesa del Congreso con políticos de relieve y enfrente de un repleto auditorio con más de 3,500 personas entre militantes e invitados, es una experiencia que no se olvida. No debí hacerlo mal, por los aplausos y las felicitaciones recibidas, hasta del propio Presidente del Congreso, a quien ni siquiera conocía, que me llamó a su Mesa y me preguntó si no había exagerado un poco. Le confirmé que conocía a alguno de lo introducidos en Londres con nombres y apellido con los que tenía bastante contacto por sus puestos en la Consejería Laboral, cuya Asistenta Social, Pepita Seijo, allí presente era nuestra encargada de la "sección femenina.
Terminado en Congreso a mediodía, cada uno a su casa o cada mochuelo a su olivo para entender. "Los británicos" nos fuimos a comer, a preparar las maletas y al Prat a coger el avión a Londres donde teníamos que trabajar al día siguiente.
Ya ha comenzado la Convención en Madrid y ya hay algunas fotos.
El Congreso comenzó un viernes por la tarde, continuó todo el sábado se clausuró, como siempre, el domingo por la mañana. Fueron unos días de trabajo continuo, reuniones de las distinta y varias comisiones, encuentros con compañeros con los que nunca habíamos tenido contactos, reuniones con afiliados de Méjico, EE,UU, Argentina y algunos países Europeos y la cena del "pagés" con 15,000 comensales para terminar el día.
De esta cena ya escribí hace tiempo, pero nunca podré olvidar que recibí un encargo, a través de un camarero, de acercarme a la mesa presidencial a requerimiento de Don Manuel. Me acerqué, como no podía ser de otra manera, y le encontré haciendo la queimada para terminar la cena. Entre conjuros de "sapos e bruxas y pecadora lingua de mala muller", le dio tiempo a Don Manuel de pedirme que interviniera al día siguiente, en la clausura del Congreso y en nombre de los militantes que residíamos fuera de España. Como no podía negarme, le pregunté qué quería que dijera y la respuesta contundente fue: "Diga lo que tenga que decir, que usted sabe los problemas de los emigrante, mejor que yo", y siguió con lo de "Forza do ar, terra, mar y lume........compartan con nós esta queimada".
De vuelta al hotel, Patricia derecha a la cama y yo a la mesa escritorio donde, en papel con el membrete del hotel, tomé nota de los temas más importantes y puse en orden lo "que tenía que decir". Dejé para el final el aviso de que el Gobierno Socialista de Felipe González ya estaba introduciendo sus "comisarios políticos" en las Embajadas y Consulados de España y sobre todo en las Consejerías Laborales que eran las que más trataban con los trabajadores emigrantes.
Decir todo aquello desde la tribuna en un escenario, delante de la Mesa del Congreso con políticos de relieve y enfrente de un repleto auditorio con más de 3,500 personas entre militantes e invitados, es una experiencia que no se olvida. No debí hacerlo mal, por los aplausos y las felicitaciones recibidas, hasta del propio Presidente del Congreso, a quien ni siquiera conocía, que me llamó a su Mesa y me preguntó si no había exagerado un poco. Le confirmé que conocía a alguno de lo introducidos en Londres con nombres y apellido con los que tenía bastante contacto por sus puestos en la Consejería Laboral, cuya Asistenta Social, Pepita Seijo, allí presente era nuestra encargada de la "sección femenina.
Terminado en Congreso a mediodía, cada uno a su casa o cada mochuelo a su olivo para entender. "Los británicos" nos fuimos a comer, a preparar las maletas y al Prat a coger el avión a Londres donde teníamos que trabajar al día siguiente.
Ya ha comenzado la Convención en Madrid y ya hay algunas fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario