Todo empezó con la Torre de Babel. Cuenta el Génesis 11 : 1 - 9, cómo hasta entonces, los hombres (en aquella época no había que decir "hombres y mujeres) hablaban todos la misma lengua. Unos habitantes asentados en la región de Sinar, entre los ríos Tigris y Eúfrates en Mesopotamia, inventaron el ladrillo, del que tanto se habló durante la crisis del idem. Decidieron construir una torre tan alta que llegara al cielo. Al Señor no le gustó la prepotencia de aquella gente y los confundió haciéndoles que hablaran distintos idiomas, con lo que llegaron a confundirse y separarse. De ahí sacó Napoleón su teoría de "Divide y vencerás".
Por supuesto, la torre no se terminó y los hombres se esparcieron por todo el mundo, cada uno con su idioma, como consecuencia de la primera crisis del ladrillo. La última conocida también ha tenido funestas consecuencias y también ha dividido a los hombres y a las mujeres, a los empresarios y los banqueros y a los constructores y los albañiles.
No tengo la menor idea (y no pienso perder el tiempo buscando) de cuantas lenguas hay en el mundo. Yo hablo dos, las dos más importantes y chapurreo otras tres lo suficiente para llegar a los sitios sin perderme y sin morirme de hambre. Conocí a un holandés que hablaba doce y a un ministro inglés que hablaba seis. Pero es bien conocido que con español e inglés, como dice mi amigo Gracián, "se pué í a tos laos".
Es evidente la necesidad de hablar al menos, dos idiomas y esa fue la idea de Zamenhof publicada en 1887, para que todos los humanos hablaran su propia lengua y una internacional llamada Esperanto. Aunque alrededor de dos millones de personas llegaron a hablarla, la idea no cuajó y actualmente hay mucha gente que ni siquiera ha oído hablar del Esperanto.
El español y el inglés luchan por ser la segunda lengua en la que el mundo pueda entenderse, conservando la suya propia. Y el español va lentamente ganando terreno a pesar de que los españoles no ponemos el empeño que ponen los ingleses en defender la suya. Los españoles damos facilidades a los extranjeros para entendernos con cuatro palabras y muchas gestos. Lo ingleses exigen que se les hable en su idioma y bien pronunciado. Me explico.
El miércoles vi en la tele el partido en el Sánchez Pizjuan que le dio al Sevilla el pase a la final de la Copa del Rey. Me gustaría que mi equipo se llevara la Copa, para que ningún fan separatista pueda pitar al Himno Nacional ni algún jugador del Barcelona se arranque la medalla y la tire con rabia.
Con el campo, hasta la bandera como en las corridas de Curro, había gran cantidad de anuncios en la vallas laterales. Me llamó la atención la cantidad de palabras inglesas comparadas con las españolas. Lean: Bet 365, Since 1890, Play WSOP, Cordiality, Dictate, Catering y alguna más que se me escapara. En español solo: Coca Cola, Seat y Cruzcampo. Si el Sevilla ganó por dos a cero, la lengua inglesa ganó por seis a tres. En mi única visita al Estadio de Wembley no vi ningún anuncio en español a pesar que era un England-Spain. Hay que espabilarse, que camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
Deberíamos poner más interés en defender y promulgar nuestra lengua con el mismo interés que los nacionalistas defienden el vascuence, el catalán o el gallego. Ponen tanto interés que se pasan.
Acabo de leer una palabras de la Ministra de Sanidad Dolors Montserrat, catalana normal, que dice: "Es dantesco que se exija hablar catalán a los sanitarios en Baleares". Tendría sentido si le exigieran alemán, inglés, francés o ruso para entender a los turistas, porque los españoles en Baleares, deben saber español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario